El pasado sábado 23 de marzo se organizó, a nivel mundial, la «hora del planeta» con la idea de concienciar a la población mundial del problema del cambio climático. Un acto que giró alrededor de un apagón de una hora de duración y que, aunque fuese algo simbólico, nos sirve para tomar conciencia de la necesidad de ahorrar energía y pensar algo más en cuidar de nuestro planeta porque esa será la herencia que dejaremos para las generaciones futuras.
Dentro del entorno urbano inteligente que dibujan las smart cities, la sostenibilidad y la eficiencia energética son dos de los parámetros de diseño que se siguen en este paradigma de gestión de los recursos urbanos, aspectos que no solamente se aplican a las ciudades, los vehículos o nuestras viviendas y sino que se extienden al sector de la tecnología.
Tecnología y sostenibilidad
Aunque nos pase inadvertido, el sector tecnológico es un importante consumidor de energía y, claro está, tiene una importante huella de carbono, es decir, las emisiones de dióxido de carbono no son despreciables. Concretamente, el 1% del consumo eléctrico mundial se concentra en los centros de datos que existen en todo el mundo, ya sean de operadores, empresas, administraciones públicas o servicios que operan en la red como podría ser Google (que concentra el 0,01% del consumo eléctrico mundial).
Con respecto a la huella de carbono, las emisiones de dióxido de carbono de todo el sector tecnológico son equivalentes a un 2% de las emisiones globales y están muy cercanas a las que se generan en la industria aeronáutica que, directamente, consume combustible que se quema en las turbinas de los aviones que vuelan cada día.
A la vista de estos datos, queda bastante claro que desde la industria tecnológica se puede hacer mucho por contribuir a la reducción del consumo eléctrico y la emisión de dióxido de carbono a nuestra atmósfera, tanto desde los grandes proyectos, empresas y centros de datos como a nivel más particular apostando por un uso eficiente de equipos informáticos y abrazando dispositivos con un consumo optimizado.
¿Usar de manera eficiente nuestros equipos? De la misma manera que, en muchos casos, los servidores que están en los centros de datos no siempre están a pleno rendimiento y tienen tiempos muertos en los que están «ociosos», los ordenadores que podemos tener en nuestra mesa del trabajo también sufren un comportamiento similar y alrededor de un tercio de la energía consumida se ha desperdiciado en períodos de tiempo que no se han utilizado; un dato muy significativo que, visto a nivel global, nos arroja datos bastante sorprendentes puesto que implica la generación de alrededor de 45 millones de toneladas de dióxido de carbono que se han emitido.
Dentro de este contexto, son muchas las compañías que han tomado conciencia de la necesidad de minimizar el impacto ambiental de sus operaciones y han adoptado una serie de tecnologías, metodologías y buenas prácticas que conocemos como Green IT y que tienen como objetivo compatibilizar la tecnología con la sostenibilidad y la eficiencia energética.
¿Qué es el Green IT?
El Green IT es un conjunto de buenas prácticas que tienen como objetivo usar de manera eficiente los recursos IT para minimizar el impacto ambiental de la actividad y reducir el consumo energético, algo que se consigue, entre otras cosas, realizando una gestión eficiente de los recursos e infraestructuras para garantizar que se maximiza su uso y ocupación para aprovecharlos al máximo y evitar esos «ciclos ociosos» en los que consumimos energía y, sin embargo, no estamos usando los sistemas.
¿Y en qué sentido nos puede ayudar el Green IT? ¿Qué podemos hacer para optimizar el consumo energético de nuestros sistemas? Entre las prácticas habituales podemos encontrar las siguientes:
- La virtualización, tanto de servidores como de escritorios
- Optimización del puesto de trabajo: apagado remoto de equipos fuera de horas de trabajo, uso de terminales ligeros, apuesta por la documentación en formato electrónico reduciendo la impresión, etc.
- La adopción de servicios en la nube, es decir, el cloud computing
- El aprovechamiento de las infraestructuras gracias a la computación distribuida (y ejemplos de ello podemos encontrar en proyectos de investigación del cáncer o el SETI@home)
- La optimización de los centros de datos: construcciones eficientes, consolidación y agregación de centros de datos, adopción de servidores mucho más eficientes, etc.
Si a todas estas actuaciones le sumamos la posibilidad de ahorrar desplazamientos gracias a iniciativas de teletrabajo o sistemas de telepresencia para realizar reuniones virtuales, además de ofrecer a nuestros empleados bastante margen para conciliar su vida profesional y personal también estaremos contribuyendo a minimizar el impacto de nuestra actividad al ahorrar energía en nuestras oficinas (podríamos requerir, incluso, menos espacio de oficinas) y evitar desplazamientos en coche.
Llevando el Green IT a la práctica
Quizás, el Green IT nos pueda parecer algo lejano y demasiado teórico, sin embargo, es una realidad que han abrazado muchas empresas de todo el mundo. Cada vez es más habitual ver proyectos de consolidación de centros de datos en los que se reduce el número de servidores físicos para apostar por la virtualización y la visión del centro de datos como un pool de recursos compartidos que se pueden utilizar de una manera flexible y eficiente.
Pensemos por un momento en la imagen típica de un centro de datos. Pasillos y pasillos con armarios repletos de servidores en los que, por un lado, encontramos «pasillos fríos» que refrigeramos para garantizar las condiciones ambientales óptimas de operación y, por otro lado, «pasillos calientes» en los que los servidores expulsan aire caliente procedente de la disipación del calor generado por su funcionamiento. El mantenimiento de estas condiciones ambientales implica el mantenimiento de un sistema de climatización que está funcionando a todas horas durante todos los días de la semana y que necesita energía para funcionar. Cuanto mayor sea el centro de datos y más servidores tengamos funcionando, mayores serán las necesidades energéticas de éste ya no solamente por los servidores que están funcionando sino para mantener las condiciones ambientales de funcionamiento.
Sustituyendo, paulatinamente, servidores físicos por virtuales, además de ahorrar espacio físico en los centros de datos, ahorraremos en energía y también ahorraremos en costes de operación, de hecho, si lo combinamos con las ventajas del cloud computing podría ser posible la eliminación de muchos centros de datos ineficientes para apostar por soluciones en la nube mucho más eficientes.
Compañías como Google, por ejemplo, han adoptado un fuerte compromiso con la eficiencia energética y están tendiendo hacia las «cero emisiones» apostando por las energías limpias e, incluso, generando sus propia energía en plantas solares. Facebook, a través del Open Compute Project, optimiza el hardware de sus servidores para eliminar ineficiencias en el consumo y huye de los servidores de propósito general para definir sus propios servidores para no malgastar energía.
Según la revista Newsweek, Telefónica está considerada una de las 15 empresas más «verdes» del mundo gracias a su foco en el Green IT y las smart cities así como apuesta por la eficiencia energética, una lista en la que también podemos encontrar referentes como Nokia, IBM o SAP.
El Green IT es un concepto muy amplio que tiene su aplicación en todo tipo de empresas (independientemente de su tamaño), administraciones públicas e, incluso, cualquier ciudadano que sea usuario de dispositivos y servicios tecnológicos porque, entre todos, podemos contribuir a preservar nuestro planeta a la vez que, desde el punto de vista económico, podemos obtener importantes ahorros en nuestros costes operativos.