El entretenimiento evoluciona al ritmo de la tecnología. Si echamos la vista atrás, los juguetes de nuestra infancia no se parecen a los que encontramos actualmente en establecimientos comerciales o en plataformas de comercio electrónico. Los fabricantes han apostado por la creación de smart toys o juguetes inteligentes, aquellos con capacidad para conectarse a dispositivos electrónicos y servicios de Internet.
La unión del mundo virtual y el mundo físico en un único artículo proporciona a los niños un mayor aprendizaje, conocimiento y desarrollo en su día a día. Como en todos los ámbitos de la tecnología, resulta esencial adoptar medidas de precaución para hacer un uso responsable y proteger a los menores de posibles amenazas. En este artículo profundizamos en cómo garantizar su protección durante el uso de los smart toys.
La diversión de los niños también es tecnológica
Cuando hablamos de tecnología y menores de edad, el debate en torno a los peligros de Internet resulta inevitable. El miedo a que los niños accedan a contenidos inadecuados o sean víctimas de una vulneración de derechos conduce a muchos padres a adoptar una posición desfavorable con los dispositivos tecnológicos.
Sin embargo, los más pequeños deben disfrutar de su derecho a acceder, aprender y entretenerse con la tecnología por las posibilidades que ofrece. La digitalización está presente en todas las actividades del día a día y los niños deben de saber desarrollarse en este entorno para aprovechar sus beneficios.
Se estima que la venta de juguetes inteligentes aumente un 28% hasta 2026, según una investigación realizada por S2 Grupo.
El primer paso para muchos niños comienza con el uso de los juguetes inteligentes. En los últimos años, su popularidad ha crecido en paralelo a la aparición de nuevas tecnologías como el reconocimiento de voz, la inteligencia artificial y la realidad virtual. Las características de artículos como los robots programables captan su atención y permite que aprendan lenguajes destacados, entre ellos Phyton.
Muchos de estos artículos están equipados con cámaras, micrófonos, sensores de proximidad y elementos de inteligencia artificial que pueden presentar un riesgo si no prestamos demasiada atención. Por ejemplo, en Alemania, las muñecas Cayla fueron prohibidas por las instituciones porque no disponían de protección y los ciberdelincuentes podían acceder a su bluetooth para escuchar a las familias.
¿Qué medidas de seguridad se pueden adoptar para evitar problemas de seguridad con los juguetes inteligentes? Por un lado, debemos de hacer una investigación sobre el artículo antes de comprarlo para asegurarnos de que no afecta a nuestra privacidad. Por otro lado, llevar a cabo una serie de medidas en materia de consumo. Veamos cada uno de estos aspectos.
¿Cómo elegir un smart toy?
El internet de las cosas se ha convertido en una de las tecnologías más importantes de nuestros tiempos. Los objetos físicos como los juguetes pueden conectarse a dispositivos electrónicos: smartphones, ordenadores o servicios en la nube, entre otros. La Unión Europea ha desarrollado una iniciativa para regular la ciberseguridad de este tipo de elementos. Y uno de los principales aspectos pasa por las medidas de protección que deben incorporar los fabricantes durante todo el ciclo de vida del juguete.
Seguridad en la fabricación de los smart toys
Los fabricantes de juguetes deben incorporar en sus procesos de producción medidas técnicas que garanticen que la seguridad de los menores. El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) recoge en la guía “Ciberseguridad en Smart Toys” una serie de pautas para que los productos sean seguros.
- Establecer planes y roles de ciberseguridad. Los fabricantes deben contar con un Plan Director de Seguridad en el que estén identificados los procedimientos de seguridad durante el ciclo de vida del juguete.
- Formar a los empleados. Es importante que todos los profesionales que participan en el desarrollo del producto dispongan de conocimiento en materia de privacidad y protección de menores.
- Certificaciones y seguridad desde el diseño y por defecto. Se trata de un componente clave para aportar garantías a los juguetes a través de una solución estandarizada.
- Gestión de las vulnerabilidades descubiertas. Los fabricantes deben disponer de una política empresarial para comunicar, informar y solucionar posibles errores de cualquier agente que haya intervenido en el producto.
- Garantías durante el ciclo de vida del producto. Esta área engloba aspectos como informar sobre el correcto uso del juguete o garantizar su actualización automática.
Desde el punto de vista de la seguridad incorporada en el juguete, el organismo público pone el foco en cuatro aspectos de carácter general:
- Mecanismos de autenticación seguros. El más habitual es el uso de usuario y contraseña. En todo lo que rodea a este método se ha de crear un sistema que impida que se pueda vulnerar como, por ejemplo, el uso del doble factor.
- Cifrado de la información. El juguete debe incorporar un algoritmo de cifrado para evitar que la información relativa al producto pueda ser interceptada por terceros.
- Actualizaciones de seguridad. Su objetivo es mejorar la experiencia del usuario e implementar nuevos mecanismos para evitar vulneraciones. Deben hacerse de modo automático o a través de la información proporcionada por la empresa.
La importancia de la prevención parental
En términos generales, el 95% de los ciberataques se deben a errores humanos. Adoptar medidas para mantener la privacidad digital durante el uso de los juguetes inteligentes es la segunda tarea de los padres después de adquirirlos. ¿Por dónde comenzar?
El primer paso consiste en leer la política de privacidad para saber qué datos se van a recopilar, qué usos se les va a dar y cuáles son los derechos de los compradores. En el día a día es fundamental implementar el control parental para evitar que los menores accedan a determinados espacios.
También es importante supervisar su actividad durante el tiempo de juego para enseñarles a hacer un uso responsable de la tecnología. Esto evitará que utilicen opciones que pueden suponer un problema como, por ejemplo, la activación de la ubicación. Y no nos olvidemos de apagarlos siempre y cuando no se estén utilizando para evitar una exposición innecesaria.
Los smart toys, una oportunidad para el aprendizaje
En una sociedad prácticamente digitalizada, el uso de juguetes inteligentes supone una ventaja para el aprendizaje tecnológico. Si bien es cierto que las posibilidades de ser víctimas de un ciberataque están presentes, la verdad es que mediante una supervisión correcta no hay por qué tener miedo al uso de estos productos.
Los smart toys han de adaptarse siempre a la edad de los niños y disponer de certificados que garanticen su seguridad. Lo más importante es adquirir un producto cuya política de seguridad no nos resulte extraña o peligrosa para los menores. Para ello, pregúntate siempre cuál es la función educativa del juguete inteligente, cómo pretende conseguirla y qué beneficios aporta.
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