En los últimos cien años, la tecnología nos ha permitido comunicarnos a través de la forma más humana y emotiva que tenemos: los besos. Nuestros abuelos lo hicieron a través de una cabina. Nuestros padres, mediante un teléfono de cable. Nosotros, con los móviles. Y las próximas generaciones lo harán a través del metaverso o la realidad virtual.
Este es el sentimiento que recoge Telefónica en la primera de las tres campañas que rendirán homenaje a su centenario el próximo 19 de abril. Las redes y los dispositivos tecnológicos que han surgido a lo largo de la historia nos han conectado con nuestros seres queridos y prometen seguir haciéndolo de un modo cada vez más innovador.
Telefónica, 100 años generando emociones
El spot recorre la historia de Telefónica desde su nacimiento hasta la actualidad, mostrando cómo desde 1924 ha conectado la vida de las personas. La narración invita a revivir todas las situaciones en las que la tecnología nos ha permitido llegar más lejos y estar más cerca de nuestra familia, amigos o compañeros.
El concepto creativo ―que se ha desarrollado en colaboración con &Rosás― gira en torno a las emociones. Y si hay un gesto que expresa emotividad es un beso. Cientos de conversaciones por teléfono, por correo electrónico, por videollamada o por mensaje de texto terminan de esta manera tan especial. Recibirlo a cualquier hora, desde cualquier lugar y de múltiples formas nos hace sentir más felices en nuestro día a día.
Para reflejar las distintas etapas de nuestra historia, el equipo de arte recreó escenarios populares con el más mínimo detalle. Este hecho se percibe especialmente en la sala de las chicas del cable que se diseñó desde cero para simular cómo funcionaba este mecanismo de comunicación que tantas relaciones humanas posibilitó en la década de los cincuenta.
Si en los últimos 100 años la tecnología ha permitido conseguir todo lo que imaginamos, imaginémonos todo lo que seremos capaces de hacer en los próximos 100.
Los dispositivos que utilizan los protagonistas del anuncio en las diversas escenas son equipos reales que se encuentran en el archivo de patrimonio tecnológico de Fundación Telefónica. Hablamos de los teléfonos de pared, la cabina, el teléfono de cable, el fax o el teléfono de casa, entre otros, que se emplearon para ofrecer el servicio que demandaba la sociedad en cada momento.
Madrid, Castilla-La Mancha y Cantabria fueron los tres escenarios que acogieron la producción del spot, una pieza producida con Primo que destaca en términos de sostenibilidad por las medidas llevadas a cabo para hacer un uso responsable de los recursos. Por ejemplo, para generar un efecto de lluvia en una de las escenas, el equipo de producción utilizó agua no potable.
La tecnología al servicio de las personas
La sensación que se ha ido transmitiendo de generación en generación cuando enviamos o recibimos un beso a través de un dispositivo se ha encapsulado durante un minuto para celebrar los 100 años del nacimiento de la compañía. Los protagonistas recrean escenas cotidianas que se han vivido desde los años veinte hasta la actualidad bajo la sintonía Moon River interpretada por Amaia Montero.
Anteriormente, para comunicarnos con nuestros seres queridos necesitábamos hacerlo a través de centralitas telefónicas, cabinas situadas en las calles o teléfonos. La ubicuidad que actualmente nos proporcionan los dispositivos digitales nos permite hacerlo en cualquier parte y en cualquier momento, incluso desde una estación espacial.
Por un futuro lleno de besos
La red de Telefónica almacena conexiones de besos por todo el mundo desde 1924. La narración de la campaña refleja cada una de nuestras historias y de cómo disfrutamos de quienes más queremos a través de uno de los gestos que más define a la humanidad.
Todo ello hace ver a Telefónica un futuro con ilusión para continuar poniendo la tecnología al servicio de las personas en los próximos cien años. Estas navidades sigue enviando besos, muchos besos. En llamadas, mensajes, correos o redes sociales. A tus amigos, familiares, compañeros o pareja. Por un futuro lleno de besos.