No hay duda de que las posibilidades creativas que nos dan las impresoras 3D y una conexión a Interent son inmensas y tienen los límites que cada uno quiera darle. Con estas nuevas máquinas, por ejemplo, podremos imprimir cucharillas para el café si no tenemos suficientes para nuestros invitados o imprimirnos, incluso, los pasteles que vayamos a comernos en la merienda.
A pesar de que los primeros modelos se remontan a los años 80, hasta ahora han estado vetadas a diseñadores e ingenieros. Sin embargo, ya se están empezando a comercializar a precios más o menos razonables –las hay a partir de unos 1.500 €-, y eso abre un abanico de potenciales creadores “domésticos” que echarán a volar su imaginación. Y lo único que tendrán que hacer será diseñar unos planos o bajarlos de la red. Sin embargo, como ocurre con todo, estas máquinas pueden crear desde juguetes, estatuillas metálicas o aparatos electrónicos hasta armas de fuego. Y parece que alguien en EE.UU. ya ha intentado imprimir pistolas y ha conseguido incluso que disparen.
HaveBlue, que es el pseudónimo con el que se identifica este “genio”, es un armador amateur, y cuenta en su blog, del mismo nombre, sus peripecias con estas impresoras, así como sus dos mayores logros: imprimir una pistola del calibre 22 que disparó 200 veces y un rifle AR15 que también funcionaba. El problema en toda esta historia es que HaveBlue se descargó los planos de sus armas de una página web accesible para todo aquel que tenga una conexión a Internet.
El hombre, sin embargo, no se quedó ahí: preguntó a Market Botindustry, los encargados de Thingiverse, un site de diseño 3D, si estaba prohibido subir a la página planos de armas a la red, y descubrió que si bien no animaban a hacerlo, no estaba del todo prohibido, por lo que decidió “abrir mercado” subiendo algunos para que otros iluminados como él hicieran lo mismo. Al final, tras algunos pormenores legales, los jefes de Thingiverse se decantaron por prohibirlo.
Lo que queda claro es que de aquí a unos años esta pequeña anécdota aislada puede democratizar también la propiedad de armas, o que, como decimos en el titular de este post, puede llegar el día no muy lejano en que el tráfico de armas se convierta en un FTP. Mala noticia, desde luego…
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