¿Cómo abordar el creciente problema de la basura espacial que abarrota nuestras órbitas terrestres? Ante tal circunstancia, un equipo de investigadores de la Universidad de Glasgow ha presentado un avance espacial. A su vez, el cohete autófago podría cambiar la forma en que vemos los lanzamientos. ¿De qué estamos hablando?
Imagina un vehículo espacial que se consume a sí mismo para obtener su propio combustible durante el vuelo. En este artículo, exploraremos este fascinante concepto, presentando el Ouroboros-3, un motor que promete revolucionar la industria aeroespacial.
Cohete autófago: ¿qué se tiene al respecto?
Hace pocos días fue anunciado el exitoso desarrollo del primer prototipo de motor de vehículo autófago. Este, fue presentado en el Foro SciTech del Instituto Americano de Aeronáutica y Astronáutica.
El concepto ya existía desde la década de 1930. De acuerdo con Patrick Harkness, profesor de tecnología de exploración en la Universidad de Glasgow y líder del proyecto, esta idea ha estado presente por un tiempo. Asimismo, revela que su complejidad ha sido un desafío.
Este motor, denominado Ouroboros-3 en referencia al antiguo símbolo egipcio de una serpiente que se devora a sí misma, utiliza su propia estructura como fuente adicional de combustible.
Asimismo, las pruebas de ignición se realizaron en las instalaciones de MachLab ubicadas en la base aérea de Machrihanish. En estas, se logró observar al cohete autófago reduciendo su longitud a medida que su cuerpo se consume durante un lanzamiento simulado.
Los cohetes tradicionales empleados en la actualidad almacenan su combustible en etapas separadas que son desechadas una vez que se agotan, ya sea para:
- Quemarse durante el reingreso a la atmósfera.
- Contribuir a la creciente acumulación de basura espacial en órbita.
En contraste, el Ouroboros-3 deja una huella mínima una vez que ha cumplido con sus funciones. Su única tarea es lanzar y colocar en órbita una pequeña carga útil sin necesidad de tripulación.
¿Cómo es su funcionamiento?
Algunos de los momentos cumbres del cohete autófago son:
- Tras el primer encendido, que emplea un propulsor principal compuesto de oxígeno gaseoso y propano líquido, el Ouroboros-3 aprovecha el revestimiento de tubos en polietileno de alta densidad para agregar propulsión a medida que el cohete autófago continúa quemándose.
- El motor opera aprovechando el calor remanente de la combustión para fundir gradualmente su propia carcasa de plástico mientras está en funcionamiento.
- El plástico derretido se inyecta en la cámara de combustión del motor para servir como combustible adicional. Es decir, se quema junto con los propulsores líquidos convencionales.
- Similar a una vela que consume su cera a medida que arde, la estructura de tubos de polietileno contribuye con hasta un quinto del total de propulsión necesario.
- En las pruebas de disparo, el motor Ouroboros-3 logró generar hasta 100 newtons de empuje.
Resultados tras las pruebas
En las pruebas realizadas, el Ouroboros-3 demostró la capacidad de quemar una cantidad similar de su propia estructura en comparación con los cohetes convencionales, que representan entre el 5 % y el 12 % de su masa total.
El líder del proyecto también expresó que si pudieran hacer que al menos una parte de esta masa estuviera disponible en la carga útil, sería una perspectiva interesante para futuros diseños de cohetes.
Además, las pruebas posteriores demostraron que el equipo puede controlar la combustión del cohete autofágo, lo cual le permitió:
- Reiniciarse.
- Funcionar en un patrón de encendido/apagado.
- Acelerarse.
Estos resultados son un avance crucial en el desarrollo de un motor de cohete autófago completamente funcional.
Su ventaja principal radica en la capacidad de consumirse a sí mismo antes de llegar a la órbita. Además, evitará convertirse en un montón errante de equipos en el espacio. Esto contribuiría al creciente problema de la basura espacial.
El futuro del cohete autófago
Actualmente se encuentra en su etapa de prototipo inicial. No obstante, el equipo tiene la expectativa de ampliar futuras versiones del Ouroboros-3. Sin embargo, será suficiente para ser capaz de transportar cargas útiles, como nanosatélites.
Al respecto, Patrick Harkness mostró su intención de fortalecer el cohete en aproximadamente dos órdenes de magnitud. Por lo tanto, es probable que las entregas se limiten a cargas relativamente pequeñas. A pesar de lo anterior, este cohete autoalimentado podría representar una alternativa para la industria espacial en el futuro. Ello evadiría los problemas costosos y caóticos asociados a los diseños actuales. Además, cualquier avance que contribuya a prevenir una contaminación, sin duda, sería una noticia positiva. ¿Piensas igual que nosotros?
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