El desarrollo de nuevos dispositivos móviles adaptados a un público de edad más avanzada no será el único reto que tendremos por delante en los próximos años. Conseguir que su uso sea sencillo y ameno también supone un gran desafío.
Uno de los retos principales que tenemos como sociedad es intentar que las nuevas tecnologías lleguen a toda la ciudadanía, sin importar la edad. Es lógico pensar que no resultará igual de sencillo explicar el funcionamiento de una tablet a un niño que a nuestros abuelos, pero quizás los beneficios de que nuestros mayores aprenden a utilizar estos novedosos dispositivos sean tan grandes que merezca al menos la pena intentarlo.
Eso es lo que pretenden en Noruega desde hace tiempo, introduciendo iPads en la vida doméstica de personas de avanzada edad, con el objetivo de adaptar sus viviendas a las nuevas casas inteligentes. De este modo podrían controlar desde sus tablets, por ejemplo, el encendido y apagado de las luces.
Sin embargo, el desarrollo de este estudio condujo a opiniones escépticas sobre el uso y la introducción de las nuevas tecnologías en las personas mayores. Una de las investigadoras, Hilde Alvseike Dahle, consideraba que en algunos casos se debería apostar por tecnología inteligente que mediante sensores encendiera y apagara las luces de sus viviendas. Eso evitaría problemas y retos sobre la adaptación de los dispositivos móviles. El camino no es sencillo, ¿pero cómo estamos ante este verdadero reto del siglo XXI?
Desde que las nuevas tecnologías invadieron de forma absoluta nuestras vidas, uno de los públicos estratégicos han sido las personas de edad más avanzada. Por ejemplo, contar con teléfonos adaptados, donde las teclas y la pantalla se visualizarán mejor y su utilización fuese más sencilla, era algo que las compañías telefónicas tenían en mente.
Esta adaptación de las nuevas tecnologías y, en particular, de los dispositivos móviles, se ha visto reflejada por ejemplo en la creación de un teléfono para jubilados. El modelo fue presentado durante la última edición del Mobile World Congress en Barcelona por la compañía francesa Kapsys, que considera que existe un mercado potencial de 600 millones de personas en el mundo.
El dispositivo ha sido bautizado como SmartConnect, y sigue los pasos del teléfono adaptado de Fujitsu, llamado Stylistic S01, cuyo uso es más sencillo que el de cualquier smartphone normal, o el propio ZTE S302 . De hecho en Europa, solo el 19% de las personas mayores cuenta con un dispositivo de este tipo, por lo que uno de los retos de los próximos años será, sin lugar a dudas, la adaptación de los nuevos teléfonos y tablets a un público de edad más avanzada.
Sin embargo, como demostró el ejemplo noruego del que hablamos al principio, la cuestión principal no será únicamente adaptar los dispositivos a las personas mayores, sino también su uso. De nada servirá contar con tablets especializadas, si luego el proceso de aprendizaje de utilización no funciona. Por ello el reto del siglo XXI es doble, y el público que espera que cumplamos este desafío es todavía enorme. ¿Lo conseguiremos?
Imágenes | Vinoth Chandar (Flickr), Andy (Flickr)