Un equipo especializado en innovación cardiovascular se ha propuesto como meta que en el 2023 sea factible un corazón impreso en 3D.
Suena a ciencia ficción pero las impresoras 3D están entrando en el campo de la salud y más concretamente en el de los trasplantes. En este caso, una firme propuesta se ha planteado como objetivo conseguir un corazón impreso en 3D dentro de diez años, quizá menos tiempo. Un equipo de investigadores especializados en medicina cardiovascular estiman que este órgano puede ser uno de los más fáciles de reproducir, debido a su carácter mecánico como válvula que bombea líquido.
Han sido varias las investigaciones que han explorado las posibilidades de la impresión 3D para la medicina. En la Universidad de Oxford han trabajado con agua y aceite para crear un material con propiedades biológicas, que pueda constituir la materia prima de una impresora 3D y dar lugar a tejidos con aplicaciones regenerativas. La creación de estructuras biológicas más complejas también ha sido considerada. Compañías como Autodesk y Organovo han puesto sus energías en desarrollar programas orientados en última instancia a conseguir órganos artificiales.
Las investigaciones ya han dado lugar a cultivos celulares de hígado en tres dimensiones, un primer paso para crear estructuras hepáticas más complejas, todo ello en base a la impresión 3D y con el objetivo de que puedan ser utilizadas en trasplantes más adelante. Pero aún no se había planteado un proyecto con una meta tan concreta como la que tiene Stuart K. Williams, director científico del Instituto de Innovación cardiovascular en la Universidad de Louisville.
Williams y su equipo se han propuesto tener disponible en menos de diez años un corazón impreso en 3D para su trasplante a una persona. En el 2023 este prodigio de la técnica y la medicina puede ser una realidad, según el director de la investigación, quien ha afirmado que realmente el corazón es uno de los órganos más sencillos de reproducir artificialmente, pues consiste en una válvula con tubos que bombea sangre.
De momento el equipo está construyendo la bioimpresora que será la encargada de producir el primer corazón impreso en 3D. Una vez que la máquina esté lista hay que reproducir el tejido, un paso que no está considerado difícil. Lo complicado viene a continuación. A pesar de la confianza de Williams, el trabajo para reproducir el órgano al completo, con todos sus vasos sanguíneos en el lugar correcto, es minucioso y debe ser milimétrico.
Aunque el principal problema con el que se toparán los científicos será crear el corazón de tal manera que las células artificiales se conecten de forma natural con los vasos sanguíneos del receptor. El procedimiento consistirá en extraer una porción de tejido (seguramente adiposo) al paciente antes del trasplante. A partir de ahí se sacarán células regenerativas que se utilizarán para imprimir el órgano en 3D. Cuando éste haya sido construido el paciente entrará en el quirófano.
Imagen: troolip