Un equipo de científicos de la Universidad de Boston propone un modelo matemático para luchar contra los ciberacosadores.
Las redes sociales tienen sus propias herramientas para luchar contra los ciberacosadores. Hace tiempo que estas plataformas, probablemente los sitios online donde esta problemática es más visible, cuentan con mecanismos para denunciar a los usuarios que practican el ciberacoso. Sin embargo, no se puede decir que los botones de denuncia sirvan para frenar estas actitudes de forma generalizada, son más bien una herramienta destinada a resolver situaciones concretas.
Luchar contra los ciberacosadores es una tarea que se sale de las pantallas. Pasa por la educación, por supuesto, en primer lugar, pero dentro del mundo online también hay mucho por hacer. En lo que se refiere a los más pequeños, que suelen constituir el público más desprotegido, existen aplicaciones que propician un control parental, proporcionan contenido especialmente dedicado a los niños o un buscador restringido a los sitios adecuados a la edad del menor.
La Asociación Protégeles, dedicada a la denuncia de pornografía infantil y otras prácticas ilegales en Internet que atañen al público infantil, ha creado una aplicación para luchar contra los ciberacosadores. Mediante este software los más pequeños podrán denunciar anónimamente contenidos y pedir ayuda, mientras que la organización podrá calibrar a través de un test cuál es el nivel de conocimientos que tienen sobre el uso responsable de Internet.
En la Universidad de Boston han trabajado en otro sentido. Un equipo de investigadores ha generado un modelo matemático para tratar de determinar cómo se difunden los mensajes en las redes sociales. El objetivo, una vez logrado este conocimiento, es poner en marcha una suerte de cuarentena que impida la expansión de estos mensajes. Algo así como si se tratara de evitar el contagio de un virus a otros usuarios, para evitar que estos retuiteen o añadan más leña al fuego, muchas veces sin darse cuenta de a lo que realmente están contribuyendo.
Matemáticas para luchar contra el ciberacoso
Lo primero que han hecho los investigadores ha sido establecer un modelo de difusión de los mensajes, basado en una propuesta matemática sobre la expansión de rumores planteada en 1965. Los usuarios/personas que están dentro del modelo tienen tres opciones: desconocer la información, difundirla o acallarla. A esto los investigadores le han sumado otra posibilidad: que unos usuarios estén en cuarentena, al no poder contactar con otros no pueden difundir sus mensajes.
En una prueba de campo en Twitter, los investigadores analizaron lo que pasaba con tuits homófobos, en concreto rastrearon los que contenían las palabras ‘gay’ y ‘asqueroso’. Centrándose en el índice de retuits comprobaron que cuando dentro de una población algunos usuarios están en cuarentena los mensajes se pierden más rápidamente. Eso sí, no está claro cuál es el mejor método para propiciar esta cuarentena.
El uso de filtros de palabras para dar con los mensajes ofensivos o la evaluación por parte de los propios usuarios para determinar el contenido más ofensivo son algunas de las formas para dar con los autores que deben ponerse en cuarentena. Aun así quedan otras cuestiones por resolver, como establecer la duración de la cuarentena o cómo se solventa la aparición de un ciberacosador con otro usuario.
Imágenes: josef.stuefer y kid-josh