En 2011 IBM puso a prueba las capacidades de su sistema de inteligencia artificial llamado Watson, enfrentándolo en el popular concurso de televisión Jeopardy! a los dos humanos que habían batido todos los récords del programa. Watson está diseñado para buscar respuestas a preguntas formuladas en lenguaje natural y para ello es capaz de recuperar la información de sus bases de datos, representar el conocimiento, realizar razonamientos e incluso aprendizajes automáticos. El resultado fue que Watson batió a sus dos contrincantes:
Con esta experiencia IBM demostró cómo un ordenador puede usar su capacidad análisis de datos para razonar y ofrecer respuestas adecuadas basadas en esa información. En sí mismo, era ya un punto de inflexión en la evolución de la computación e incluso marcaba el inicio de una nueva era, la computación cognitiva, que ya está siendo utilizada en áreas como salud, finanzas y retail para tomar decisiones más informadas.
Pero los ingenieros de IBM querían saber si podían superar una nueva frontera: la creatividad. ¿Pueden las máquinas ser creativas? ¿Pueden ayudar a los humanos a crear ideas y soluciones nuevas? ¿Es posible la computación creativa? Si hasta ahora se ha considerado que la creatividad es una cualidad exclusivamente humana, ¿qué podemos entender por computación creativa?
Según IBM, este siguiente paso en la computación cognitiva sería la capacidad de ayudar a las personas a pensar out of the box, explorar nuevos espacios y transformar la experiencia de usuario, creando cosas nuevas que el mundo no ha visto anteriormente.
Para poner a prueba sus teoría los investigadores han elegido una disciplina que en los últimos tiempos se ha situado en la vanguardia de la creatividad: la cocina. Así pues, los ingenieros de IBM se unieron a un grupo de expertos chefs del Institute of Culinary Education y se pusieron manos a la obra para desarrollar computación creativa en el arte culinario. Así nace el concepto de Cognitive Cooking o, (podríamos llamarla, Cocina Cognitiva) y Watson se transforma en El Chef Watson.
¿Y cuáles son las habilidades de este particular jefe de cocina? En lugar de cuchillos, perolos y batidoras, Chef Watson maneja las técnicas de BigData para entender por qué miles de recetas diferentes son atractivas, cuáles son las preferidas de la gente y cómo interactúan los diferentes componentes químicos de los ingredientes que las componen.
En el corazón de este sistema de cocina cognitiva hay un grupo de algoritmos que, basándose en una serie de datos, conocimiento regional y cultural, teorías estadísticas, moleculares y de combinaciones culinarias, son capaces de proponer platos muy novedosos con combinaciones agradables y sabrosas.
¿Pero cómo lo hace?
Previamente, el cerebro del Chef Watson se ha nutrido de decenas de miles de recetas, que ha capturado y analizado para entender las combinaciones de ingredientes y composición de los platos. También se han realizado pruebas con personas reales para entender su reacción frente a olores y sabores.
Cruza entonces estas referencias con datos sobre los componentes de sabor encontrados en los ingredientes, las reacciones psicológicas de las personas que les hacen apreciar o no esos sabores (percepción hedónica) para crear un modelo del gusto humano que responda a las diferentes combinaciones de sabores. En definitiva, Chef Watson es capaz de educar su paladar al estilo humano.
El resultado es una aplicación a la que se le solicita que cree recetas nuevas basadas en tres parámetros que podemos introducir al gusto: cuál es el ingrediente principal, qué tipo de preparación deseamos (tortilla, ensalada, tarta, postre…) y qué estilo (mexicano, oriental, para Navidad…)
Pero lógicamente, hablando de comida, esto no se podía quedar sólo en teoría. Había que probar el resultado y para ello, IBM ha sacado literalmente a la calle al Chef Watson en un camión de comida que ha recorrido varias ciudades de EEUU. Sí, algo similar al food truck de la película Chef (de John Favreau) pero con chef y máquina, en lugar de chef y niño.
Y hay algo más que tiene en común con la película, el uso de las redes sociales para compartir este innovador concepto allá donde va, ya que IBM invita a través de estas redes a los habitantes de cada ciudad que visitan a que decidan qué plato quieren que cocine el Chef Watson, y al día siguiente, pueden acercarse al camión a degustar el resultado. Paella Indian Turmeric, Tarta de Manzana Báltica o Postre Ecuatoriano de Fresa son algunas de las recetas que han salido de las neuronas creativas del Chef Watson. Aunque quizá la que ha tenido más éxito haya sido la receta de la salsa barbacoa: Bengali Butternut BBQ Sauce. Un sabroso condimento que ha hecho las delicias hasta de los profesionales.
Sin embargo, no debemos pensar que todo este esfuerzo se aplica únicamente a a inventar recetas sorprendentes. Esta investigación culinaria tiene múltiples aplicaciones más allá de una búsqueda hedonista del placer del paladar, sino que es una oportunidad para tener un impacto social para responder a algunos retos relacionados con la alimentación. Fabricantes de alimentos, proveedores de catering para colectivos como colegios u hospitales, personas con restricciones alimenticias… Todos ellos tienen que crear platos que satisfagan los diferentes gustos y preferencias de las personas pero que, además, sean saludables, ricos en nutrientes y adaptados a distintos estándares dietéticos. La computación creativa los profesionales de la alimentación pueden identificar nuevas recetas y combinaciones que sean no solo sabrosas y saludables, sino también que se puedan producir de forma eficiente.
A medida que las empresas quieran crear nuevos productos, la creatividad computacional puede acelerar este proceso, reducir los costes de I+D y ayudarles a diferenciarse. Y no solo en el mundo de la alimentación, otros sectores como los viajes, los perfumes o el retail, pueden sacar partido de esta tecnología.
¿La veremos también en los sitios de búsqueda de pareja…? 😉