La mayor parte de la población de los países desarrollados concibe como algo normal en su vida el comprar a plazos o pedir un crédito a una entidad bancaria para financiar algún bien de consumo duradero, como una vivienda o un vehículo.
Pero existe una elevada proporción de la población mundial de bajos recursos económicos que está excluida de los servicios financieros básicos al ser considerada por el sector financiero como de perfil de alto riesgo y escasa rentabilidad.
Este factor se convierte en una brecha que separa a la población en países emergentes y que supone un importante elemento de discriminación para amplios colectivos de personas. Se generan sociedades a dos velocidades: los que pueden acceder sin problemas al crédito financiero y los que no.
Ante este escenario, las microfinanzas emergen como una posible solución para cubrir las necesidades financieras inherentes a la vida cotidiana de las personas de escasos recursos, dado que ayudan a sortear en parte los dos obstáculos que limitan su acceso a financiación externa.
Las microfinanzas contribuyen a superar el problema de los perfiles de alto riesgo las microfinanzas diseñando y poniendo en marcha nuevas formas de lectura e interpretación de la realidad (identificación y cuantificación del riesgo), acompañadas de nuevos mecanismos de administración y gestión de dichos riesgos. En concreto, entran en juego las relaciones personales en la lectura e interpretación de información sobre el destinatario de los servicios financieros y se cimentan sobre la cercanía con el cliente y su entorno familiar y comunitario.
Y en lo tocante a la falta de rentabilidad de estos grupos de población, lo más innovador de esta herramienta financiera es que consigue extender el alcance de los servicios financieros a lugares y personas antes inalcanzables, al tiempo que garantiza la sostenibilidad financiera de este tipo de servicios. Esto último aleja las microfinanzas de las ayudas tradicionales a fondo perdido a la población necesitada.
Para que nos hagamos una idea de su importancia, las microfinanzas fueron incluidas en 2009 por Knowledge@Wharton entre las treinta principales innovaciones de los últimos treinta años, en concreto, en el puesto 17.
La tecnología se convierte en este marco en una palanca indispensable para amplificar el poder transformador de las microfinanzas en las sociedades emergentes, como expone la reciente publicación de Fundación Telefónica, Microfinanzas y TIC. Experiencias innovadoras en Latinoamérica, dirigida por Emilio Ontiveros, de Analistas Financieros Internacionales.
El Dr. Deepali Pant Joshi, director ejecutivo del Reserve Bank of India (Banco Central) lo resume en una cita recogida por el libro:
«reconociendo que la tecnología tiene el potencial para hacer frente a las cuestiones de alcance y la entrega de crédito en las zonas rurales y remotas, de una manera viable. Aconsejamos a los bancos comerciales y bancos rurales regionales implementar soluciones de core bancario con el fin de que puedan hacer un efectivo uso de las TIC para ofrecer servicios bancarios a través de corresponsales. Este es un modelo de negocio en el que las cuentas pueden ser operadas por los clientes, incluso los analfabetos, mediante el uso de la biométrica, y por lo tanto, garantizar la seguridad de las transacciones y aumentar la confianza en el sistema bancario. Un buen sistema de pagos es un complemento esencial de la inclusión financiera»
Las TIC se convierten en un elemento esencial para garantizar el buen funcionamiento del sistema financiero de los países en desarrollo, y especialmente, de los servicios de microfinanzas. Las ventajas que aportan se pueden resumir en:
Para las entidades:
- – Menores costes de transacción, derivados de la mayor eficiencia de los procesos
- – Menos fraude, derivado del mejor control interno y menor uso de efectivo en las transacciones
- – Mejor calidad de información financiera, fruto de una mejor captación, almacenamiento, gestión y análisis
- – Mejor desempeño y procesamiento de la información
- – Mejora del alcance
- – Mejora de la imagen
- – Mejora de la satisfacción y fidelidad del cliente
Para los clientes:
- – Acceso a productos y servicios financieros antes inexistentes o inaccesibles
- – Mayor conveniencia (comodidad, asequibilidad, tiempos de espera) en el servicio
- – Mayor velocidad en el procesamiento de las operaciones
- – Mayor seguridad
- – Mayor capacidad de planificación y seguimiento real e histórico de transacciones realizadas
- – Mayor capacidad de generación de historial de crédito, clave para la acreditación de la voluntad de pago
El ritmo de penetración de las soluciones tecnológicas en el sector financiero de los países emergentes depende en gran medida de factores como la existencia de una masa crítica de usuarios, que garantiza un tamaño de mercado que rentabilice la inversión, y el disponer de un modelo de negocio adecuado a la situación local, que permita que las preferencias y necesidades de la demanda de servicios microfinancieros estén perfectamente integradas en el diseño de un nuevo producto o servicio.
Otros factores a tener en cuenta al aplicar las TIC son la educación financiera, es decir la capacidad de comprensión, adopción y valoración de la tecnología por parte de los usuarios finales; el riesgo tecnológico, inherente al uso de cualquier tecnología, que hay que saber gestionar adecuadamente; y por último, la conciencia de que los medios virtuales no deben sustituir a las relaciones personales, especialmente cuando se trata de colectivos vulnerables, cuyo amplio desconocimiento tanto de los temas financieros como tecnológicos requiere de un trato personal.
Imagen mapa: Seattle Microfinance