El alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa, caracterizada por la pérdida de memoria. Una investigación publicada en Science reabre las esperanzas de encontrar nuevas terapias contra este trastorno.
Le llaman alzhéimer a una enfermedad que va más allá de las estadísticas. Que condena al olvido a los pacientes que la sufren. Que se convierte en algo mucho más duro que un problema médico. Que hace que las personas afectadas dejen de recordar quiénes son sus familiares, sus amigos, su historia y hasta su nombre.
En 1901, Alois Alzhéimer describió por primera vez este trastorno neurodegenerativo. Placas y ovillos de proteínas se comienzan a acumular de forma vertiginosa en las neuronas de nuestro cerebro, provocando su degeneración y muerte. Este proceso molecular es, precisamente, el responsable de los síntomas como la pérdida de memoria que sufren los pacientes afectados.
La lucha de la ciencia contra el olvido
Según el IMSERSO, más de seis millones de personas padecen el mal de alzhéimer en España. Por este motivo, la investigación en neurociencia trata de avanzar buscando nuevos métodos de diagnóstico precoz y de tratamiento contra la también conocida como ‘enfermedad del olvido’.
Una nueva investigación, realizada por científicos de Estados Unidos, sigue la pista de algunos procesos biológicos que ocurren en cada una de nuestras células. Cada segundo, la información genética (ADN) que tenemos en las células sirve de ‘receta’ para fabricar proteínas, que luego ayudarán a formar estructuras, trabajar en sistemas defensivos del organismo o transportar el oxígeno de nuestra sangre.
La extraña formación de placas proteicas en las células neuronales aún no es comprendida por los investigadores. Este nuevo artículo, publicado en la revista Science, podría arrojar un poco más de luz sobre el origen del mal de Alzhéimer. Y es que los científicos han logrado identificar que, al contrario de lo que parecía, algunas proteínas también intervienen en la producción de otras proteínas. Es decir, la ruta ya no sería simplemente del ADN a la proteína, sino que en este juego biológico podrían en realidad intervenir moléculas inesperadas.
En la imagen superior podemos observar una estructura amarilla. Se trata de la proteína Rqc2, que está desempeñando en una célula el papel que generalmente hace uno de los ‘albañiles’ encargados de fabricar proteínas (conocido en biología como ARN mensajero). Al contrario de lo que podría parecer, el papel del Rqc2 no es el de producir proteínas. Los investigadores piensan que se trata de un novedoso ‘sistema de reciclaje’ que le dice a nuestras células si un proceso de fabricación proteica ha ido mal, con el objetivo de que lo deseche.
En cierta manera, la proteína Rqc2 sería un auditor de calidad dentro de nuestras células. Si algo va mal, sería la molécula biológica encargada de avisar del fallo, para evitar que se sigan haciendo las cosas de forma incorrecta. En este proceso de fabricación y edición de proteínas, el sistema de calidad resulta fundamental para controlar el buen funcionamiento de nuestras células.
La investigación en Science sugiere que si la auditoría de Rqc2 falla, podemos encontrarnos problemas de acumulación de placas proteicas en nuestras células. Justo lo que ocurre en el mal de Alzhéimer. En el futuro, será necesario comprender cuáles son los mecanismos de acción de este peculiar editor molecular para saber cuándo comienza a fallar. Esto podría darnos pistas para desarrollar nuevos tratamientos contra las enfermedades neurodegenerativas.
Imágenes | Jarmoluk (Pixabay), Janet Iwasa (University of Utah)