Existe una gran diversidad de apps para niños que te ayudarán en su educación. A continuación te damos cinco claves para hacer una elección acertada.
Los niños no nacen con una tablet bajo el brazo. Pero cuando se les pone delante una, sus manos trazan de forma automática caminos no aprendidos. La realidad digital es su realidad hasta tal punto que no es raro ver a un niño intentando hacer zoom en una fotografía impresa en una revista tan solo con un movimiento mágico de sus dedos. La inmediatez, los sonidos o la calidad de las ilustraciones ya no les sorprenden.
Así que, frente a la vasta oferta de aplicaciones infantiles de gran calidad, los desarrolladores siguen buscando la forma de diferenciarse, de ofrecer algo más. Estas cinco claves pueden ser un buen punto de partida.
Conectar con cosas reales
Algunas apps para público infantil buscan la magia precisamente en la interacción con el mundo analógico. Se pudieron ver varios ejemplos de esto en el último The App Date Kids. Por ejemplo, en el coro de niños que se servía de dispositivos móviles para cantar sus canciones, el proyecto de tatuajes temporales con contenido digital presentado por Streetto o la propuesta con partes digitales de Integra Teatro.
Hacer que se diviertan
Según Judit Villarte, cofundadora de la empresa de desarrollo de apps infantiles Lilymedia y de la empresa de analítica para aplicaciones educativas EnderMetrics, “lo más complicado es que el niño se lo pase bien y aprenda sin darse cuenta”. Ellos utilizan la técnica llamada ‘aprendizaje invisible’ de Cristóbal Cobo. “Propone que el aprendizaje sea algo natural, dejar de utilizar metodologías en las que los niños son tratados como robots, que suponen que todos necesitan la misma información a la misma edad y hacen que salgan de las escuelas como salidos de fábricas”. Para que los niños estén preparados para puestos de trabajo que todavía ni existen, deben dejar de sentir rechazo por lo educativo o verlo como aburrido.
Cuidar la normativa
De acuerdo con un reporte publicado por Adjust en agosto de 2014, el 60% de las apps infantiles están en la categoría de educación. El 40% restante son juegos o utilidades.
Pero dado que los niños también desarrollan habilidades a partir del juego, ¿quién traza la línea que determina que una aplicación infantil puede considerarse educativa? Para no tener problemas con las tiendas de Apple y Google ni con los padres de los niños, los desarrolladores de apps infantiles deben mirarse al dedillo la Ley COPPA (Children’s Online Privacy Protection) y las guías propias de cada tienda, que regulan aspectos como el tratamiento de los datos de los niños, el contenido según la edad a la que se dirigen, el acceso a la compra, etc.
Contar con el asesoramiento de los educadores
Es muy importante que un experto en educación asesore tanto en los contenidos como en el nivel de dificultad de los juegos. Sin embargo, según Judit Villarte “aunque tengamos una base sobre lo que aprenden los niños a cada edad, luego cada niño aprende a su propio ritmo”. En sus apps, el nivel del juego está en concordancia con las habilidades del niño y “es más o menos complicado dependiendo de su respuesta”.
Si una aplicación no ha sido supervisada por expertos en educación, “se nota”. Por ejemplo, porque enseñan conceptos que no son acordes a las edades a las que van dirigidas o se equivocan en los estímulos que se le dan al niño para que juegue. “Por ejemplo, si un niño se encuentra un nivel de juego complicado se acaba frustrando rápidamente, por ello necesita estímulos de voz positivos que lo ayuden a continuar como: ‘has estado muy cerca’, ‘¡vamos, inténtalo de nuevo!’. Es un ejemplo muy claro de cómo la motivación y la manera de enfocar el error puede ayudar al niño a superar sus propios retos”.
Medir los avances del niño y adaptarse
EnderMetrics ha desarrollado de una herramienta analítica especializada en apps educativas que realiza seguimiento de todas las actividades ofrecidas por dichas apps para determinar cuáles gustan más a los niños y con cuáles aprenden más. “Recogemos información del comportamiento del niño, de sus tiempos de reacción, de los resultados que obtiene… A partir de estas métricas, se muestran unas gráficas que el desarrollador puede ver para comprobar qué habilidades aprenden mejor los niños y tomar decisiones a partir de ello”, explica Villarte.
Por ejemplo, en los juegos por niveles, la app arroja gráficos sobre el esfuerzo que se necesita por parte del niño para superar cada nivel, lo que ayuda a detectar desequilibrios y optimizar la dificultad de cada parte del juego. De esta forma, pretenden que las aplicaciones que utilicen EnderMetrics tengan contenido más efectivo para el aprendizaje de los niños. Puntualizan que la herramienta “se adapta a cualquier currículum y metodología”, ya que son conscientes de que cada escuela o país trabaja con el suyo propio.
La compañía también está trabajando en un recomendador de aplicaciones que tenga en cuenta los gustos y dificultades concretos de cada niño. “Por ejemplo, a un niño al que le cueste trabajar los números y le encanten los animales, se le recomendaría una aplicación en la que aprenda los números a través de los animales. Así tiene una motivación para utilizar ese juego”.
Imágenes vía | EndreMetrics, Flickr y Shutterstock