Museos, bibliotecas y otro tipo de instituciones van evolucionando para incorporar las innovaciones tecnológicas a sus instalaciones propiciando nuevas y excitantes experiencias para sus visitantes.
Ir a un museo ya no es lo que era.
De aquella contemplación estática a las múltiples maneras de acceder a contenidos diversos y multiplataforma que existen hoy, mucha agua ha pasado bajo los puentes de esos depósitos de arte, historia y conocimiento que son los museos.
Hoy, incorporar la tecnología a los museos para que las personas que asisten puedan maximizar sus sentidos es una (muy buena) idea que está en auge y cada vez se utiliza más.
El uso de distintas herramientas tecnológicas permite que esta unión se lleve a cabo, generando en el visitante una experiencia que va mucho más allá del simple hecho de observar una pieza.
Obras que hablan
Utilizando una tablet, un smartphone o hasta unas “gafas tecnológicas”, la persona que se encuentra en el museo puede obtener más información sobre lo que está viendo de manera automática y generar una interacción en tiempo real con lo que se está exponiendo.
“Ahora, una obra de arte comunica, es un instrumento que habla. Entonces existe un mensaje en cada pieza, el que muchos no conocen y que en este caso una herramienta electrónica nos permitirá saber de sus razones y su historia” comenta Héctor Rivero Borrell, Director del Museo Franz Mayer (México).
Experiencia mixta en tiempo real
La Realidad Aumentada (RA) es una de las técnicas que permiten que la unión entre la tecnología y el arte sea posible. Permite que el visitante coloque, por ejemplo, su teléfono inteligente frente a la obra y que, inmediatamente, la información comience a aparecer en su pantalla, o bien le posibilita descargar guías en forma de audio y video que, obviamente, tienen que ver con la obra que está en exposición.
Por su parte, las “gafas tecnológicas” también toman protagonismo para llevar adelante una guía automática en la que los movimientos del ojo son analizados y la persona, al mirar una obra, recibe en el momento información detallada sobre lo que está observando.
También están las alfombras con sensores y el reconocimiento facial, que permiten saber más sobre quiénes entran al museo y en qué horarios se produce el mayor tráfico de gente.
Cada vez más…
Ya existen varios museos que han sumado estas y otras innovaciones tecnológicas en sus instalaciones.
En el Museo National Geographic (Washington), cuando las personas entran en una sala, el smartphone les avisa que hay contenido disponible.
En el caso del Museo de Bellas Artes de Virginia crearon un retrato de Pablo Picasso con códigos QR que permite al usuario redirigirse a una página web donde se le muestra parte de la exposición y, además, se le invita a comprar una entrada.
El caso del British Museum es, quizás, el más innovador. Y, por qué no, el más polémico, al menos para el fino “paladar” de los puristas del arte: ha puesto a disposición la libre descarga de 14 piezas de su colección para que los visitantes puedan imprimirlas utilizando la técnica de impresión en 3D, creando así una representación volumétrica de cada una de esas obras.
Otro caso innovador es el del Museo del Sieño Cooper Hewitt (Smithsonian), donde los visitantes reciben en recepción un bolígrafo con memoria USB, una radio de corto alcance y un dispositivo sensible al tacto para utilizar en mesas interactivas.
Es evidente que, en lo referente a visitas a museos, el smartphone, de por sí ya omnipresente en nuestras vidas, se transforma también en un elemento clave para no quedarse afuera del disfrute…
Este artículo ha sido originariamente publicado en el blog Tendencias Digitales de Telefónica.
Imágenes vía | Shutterstock