Científicos crean tejidos cerebrales mediante impresión 3D. Sus resultados, publicados en Biomaterials, han sido posibles gracias al bolígrafo 3Doodler.
El bolígrafo 3Doodler logró revolucionar el campo de la impresión 3D cuando fue presentado por primera vez en Kickstarter. Más de 26.000 usuarios aportaron dos millones de dólares para que este invento fuera una realidad: ¡y ahora ya es posible imprimir cualquier cosa con un simple bolígrafo!
Pero si 3Doodler fue capaz de miniaturizar al máximo las impresoras 3D, sus aplicaciones no se han quedado atrás. Científicos australianos acaban de publicar en la revista Biomaterials la fabricación de tejidos cerebrales mediante el uso de este sencillo bolígrafo y de neuronas corticales inmaduras obtenidas de embriones de ratones.
El objetivo del equipo liderado por Gordon G. Wallace no era fabricar un cerebro, ya que se trata del órgano más complejo y desconocido de nuestro organismo. La idea de estos investigadores es que la construcción de tejidos cerebrales mediante la impresión 3D puede ayudar a estudiar mejor nuestro particular «supercomputador», e incluso acelerar los ensayos con fármacos para tratar problemas que afecten al cerebro.
Para conseguir imprimir tejidos cerebrales, los científicos extrajeron primero células nerviosas inmaduras de embriones murinos. El objetivo era mezclar estas neuronas con un hidrogel polimérico y gelatinoso, con el fin de obtener una suerte de tinta biológica que pudiera ser empleada mediante el 3Doodler.
Además de ser una forma barata y sencilla de lograr esta biotinta, los investigadores australianos también demostraron que el hidrogel era capaz de «encapsular» las células nerviosas, protegiéndolas al mismo tiempo que mantenía los poros suficientes para que pudieran intercambiar nutrientes y eliminar sustancias de desecho.
Esta tinta biológica fue incorporada al bolígrafo 3Doodler, para comprobar si era posible fabricar tejidos cerebrales mediante la impresión 3D. Y esta sencilla herramienta, que puede ser manipulada con nuestras manos, fue capaz de «escribir» las diferentes capas del tejido cerebral. Tras imprimir estas estructuras, los científicos comprobaron su composición interna mediante técnicas como el microscopio confocal o la tinción con anticuerpos.
Los resultados, según publican en Biomaterials, han sido muy positivos. El hidrogel de la biotinta fue capaz de promover la supervivencia y la unión de las células nerviosas, permitiendo que crecieran y extendieran sus axones un centenar de micras. A los cinco días de haber utilizado la impresión 3D para crear tejidos cerebrales, según explicaron a The Guardian, las estructuras ya contaban con la apariencia de diferentes zonas de la corteza cerebral.
Tras la presentación de dispositivos como BioBots, la impresión 3D está afrontando uno de los mayores desafíos en medicina: crear tejidos y órganos vivos. Otras técnicas, como el uso de células madre, también podrían permitirnos contar con este tipo de estructuras, que se destinarían a trasplantes o a ensayar nuevos medicamentos.
Imágenes | Alex Mit (Shutterstock), Gerry Shaw (Wikimedia)