Llega el momento de empezar a plantearse los nuevos propósitos para este nuevo año 2016. Muchos pensaremos en mejorar como personas, en dejar de fumar… pero sin duda uno de los propósitos estrella es la famosa operación bikini. Pues este año se añade una más: la dieta digital.
Aunque esta dieta no es nueva, este es el primer año que ha experimentado una gran aceptación. Cada vez son más las personas que se animan a probarla, al ver que los niveles de estrés en sus vidas son más altos, debido a nuestra incapacidad de estar desconectados. Según un informe realizado por El Observatorio Cetelem de Consumo Europa 2015, el 99% de ciudadanos europeos cuenta al menos con un dispositivo de tecnología digital, ya sea un ordenador, un portátil, una tablet, o un smartphone. Además, son ya más de un tercio los europeos que se consideran hiperconectados. En España, el uso que se le da a las tecnologías es más para el ocio y la relajación. Son muchas las personas que en la calle, en el trabajo, en las reuniones familiares o cuando están con sus amigos viven pendientes del móvil, del correo electrónico, del Whatsapp, de Facebook o de Twitter. Eso es lo que ya se ha denominado como el síndrome del chequeo constante, que no es otra cosa que el hábito de comprobar a menudo si tienen algún mensaje, noticia o comentario nuevo. Parece que, como el chocolate, las nuevas tecnologías, además de ser gratificantes, tienen algo de adictivas, y hay que establecer una serie de estrategias para no caer en la trampa y acabar devorado por las mismas.
El primer paso es saber el grado de adicción
Lo primero para comenzar esta dieta es saber nuestro grado de adicción a lo digital, para ello el experto Daniel Sieberg creó el término e-peso, que se mide a través de un sistema de puntos que califica el número de dispositivos electrónicos utilizados en nuestras vidas, así como cada cuenta de correo, redes sociales, blogs… La suma de todos estos elementos nos da el resultado de nuestro peso digital, que sería como nuestro Índice de masa corporal. La realidad es que esta dieta, que puede parecer muy estricta, nos puede servir de guía para reflexionar y darnos cuenta de hasta qué punto necesitamos y dependemos de las tecnologías.
El objetivo de esta dieta es llegar a la desintoxicación completa digital, para ello se recomienda que se empiece los fines de semana eliminando todos aquellos objetos que tengan que ver con la tecnología, y luego hacer esta práctica extensiva a más días. Y así hasta que se consiga una eliminación por completo de los dispositivos, para luego comenzar a introducirlos poco a poco.
Esto puede sonar sencillo pero no lo es. Para empezar, la imposibilidad de revisar las redes sociales o de buscar una calle con Google maps te hace volverte muy consciente de tu dependencia de la tecnología para resolver problemas sencillos del día a día.
Las apps que nos ayudarán a cumplir
Además de esta dieta digital tenemos las nuevas aplicaciones de móviles, que nos ayudan a controlar y calcular cuánto tiempo pasamos delante de los dispositivos móviles, como por ejemplo; Quality Time, Checky o Forest. Los expertos en apps advierten que “el móvil nos está absorbiendo más de lo que nos imaginamos”, medias de cinco horas al día y 150 desbloqueos.
son los registros habituales entre los usuarios. Para reducirlos es preciso restricciones de uso y límites de tiempo que nos marcaremos nosotros mismos a través de estas aplicaciones y que nos obligaran a cumplirlos.
Según los psicólogos, la media recomendada para usar los dispositivos es de ocho horas al día, para ello nos piden auto control e intentar mantenernos alejados de los dispositivos, aunque esto resulte una tarea difícil de conseguir.