pez Technicolor

Crean el pez Technicolor para saber cómo cicatriza la piel

Científicos crean un pez Technicolor, que muestra cómo las células de la piel se regeneran. El trabajo ha imprimido un "código de barras" en este organismo.

Entre los avances técnicos que revolucionaron la historia del cine, destaca el Technicolor. Este sistema permitió a los cineastas filmar las primeras películas en color, escribiendo un nuevo capítulo en el séptimo arte. Pasábamos así de las cintas en blanco y negro a las que incluían fotogramas con tonalidades variadas y diferentes. Algo así ha ocurrido con una investigación de la Universidad de Duke, que ha permitido el desarrollo del primer pez Technicolor para monitorizar cómo las células de la piel se regeneran.

El colorido ser vivo es en realidad un organismo modificado genéticamente, en el que cada célula está programada para brillar con una tonalidad ligeramente diferente. El objetivo no es crear un pez Technicolor que pueda ser mostrado en acuarios de medio mundo, sino evaluar la capacidad regenerativa de la piel. «Antes de poder entender del todo la regeneración, necesitamos monitorizar qué hace cada célula de manera individual», ha explicado Kenneth D. Poss, profesor de biología celular en la Universidad de Duke.

La técnica empleada en este pez Technicolor, llamado así para homenajear al sistema cinematográfico, se basa en el brainbow. Este método fue implementado para estudiar mejor el sistema nervioso al colorear con diferentes tonalidades las neuronas. Aplicando esa misma idea, los científicos de Duke modificaron genéticamente el pez cebra para que cada célula expresara proteínas fluorescentes distintas en su exterior. De este modo se consiguió el curioso «efecto arcoiris» que se aprecia en las siguientes imágenes:

pez Technicolor

El pez Technicolor fue utilizado para comprender un poco mejor los procesos de cicatrización y regeneración de la piel. De este modo los investigadores fueron capaces de seguir las fases que completaban las células para reparar las lesiones de los tejidos. Al cortar una aleta del ser vivo, los científicos vieron cómo las células dérmicas se dirigen al lugar de la lesión y duplican su tamaño para cubrir la región dañado. De manera simultánea pero a mayor profundidad, nuevas células dérmicas se agrupaban para formar una nueva «película» que salió al exterior en un período menor a treinta minutos.

Los resultados del trabajo, publicado en Developmental Cell, nos han permitido observar a este pez Technicolor con un «código de barras» marcado en su piel. El ser vivo empleado en los estudios es además un pez cebra, uno de los organismos clásicos en la investigación, que también ha sido usado, por ejemplo, para mejorar la eficacia de los tratamientos contra el cáncer o en la lucha contra la meningitis.

Imágenes | Universidad de Duke

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