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Un sensor de grafeno logra detectar contaminantes en el hogar

Científicos desarrollan un sensor muy fino de grafeno que es capaz de determinar la presencia de contaminantes en el interior del hogar o en los muebles.

Desde que Andre K. Geim y Konstantin Novoselov, investigadores de la Universidad de Manchester, recibieran el Premio Nobel de Física de 2010 por sus trabajos pioneros sobre el grafeno, el material de moda de los últimos años no ha dejado de sorprendernos.

Además de abrir las puertas a nuevas formas de almacenar energía o a catalizadores para producir hidrógeno, el grafeno ha destacado por su potencial en la investigación y desarrollo de sensores innovadores. En el reciente Mobile World Congress, por ejemplo, científicos españoles presentaron su idea de sensores de grafeno para ayudar a pacientes con epilepsia y, más recientemente, se han conseguido dispositivos que monitorizan y controlan la diabetes.

La estructura del grafeno y sus propiedades eléctricas lo convierten en un material ideal también para detectar contaminantes. Eso es al menos lo que han comprobado investigadores de la Universidad de Southampton, que han conseguido un finísimo sensor de grafeno que nos puede ayudar a determinar la presencia de contaminantes en los hogares.

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Estos compuestos químicos perjudiciales se encuentran normalmente en muy bajas cantidades en el aire. Su presencia, sin embargo, puede afectar a nuestra salud. «A diferencia de las herramientas de monitorización disponibles comercialmente, esta tecnología extremadamente sensible nos ayuda a alcanzar una miniaturización significativa. Esto permite reducir el peso y el coste del sensor de grafeno, mejorando además los límites de detección que pasan de partes por millón (ppm) a partes por billón (ppb), explica el profesor Hiroshi Mizuta.

El sensor de grafeno desarrollado permite determinar la presencia de elevadas cantidades de dióxido de carbono (CO2) y de compuestos orgánicos volátiles, que puedan encontrarse tanto en el interior del hogar como en los muebles de nuestra casa. Las moléculas de estos posibles contaminantes se adsorben a la superficie del dispositivo, en la que está suspendido el grafeno, y pueden ser detectadas mediante el paso de una corriente eléctrica a través de la estructura.

La investigación ha sido publicada en la revista Nanoscale, que pertenece a la Real Sociedad de Química de Reino Unido. Con este nuevo resultado, se abren nuevas fronteras en las aplicaciones del grafeno. Un material de moda, aislado inicialmente gracias a una mina de grafito y un trozo de celofán, que protagonizó un Premio Nobel y que no deja de sorprendernos. Por fortuna.

Imágenes | Alexander AIUS (Wikimedia), Nanoscale

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