La enseñanza de la programación en China se está extendiendo a los más pequeños en un momento en el que el país se plantea su futuro como potencia económica.
La educación en las universidades chinas contempla los estudios en informática como una categoría de importancia. Pero ahora parece que el país necesita algo más y están surgiendo cursos de programación para enseñar a los más pequeños esta materia. Tanto es así que ya hay niños de seis años aprendiendo a programar. Parece que esto se está convirtiendo en una tendencia dentro del país, justo cuando su capacidad productiva se está viendo contestada por otros países del sudeste asiático.
Es una de las formas de favorecer la inmersión en la economía digital: enseñar a programar desde pequeños. Lo están haciendo en Estados Unidos y en otros países (en España también existen iniciativas encaminadas a que los niños se familiaricen con el código). A todos estos hay que sumar otro: China.
El pasado año la compañía especializada en formación relacionada con IT lanzó en Beijing su primer curso de clases para aprender a programar destinadas al público infantil. Al principio acudieron 50 alumnos, pero hoy ya hay más de 4.000. Es un ejemplo de cómo la programación en China está alcanzando a los más pequeños.
Por el momento se trata sobre todo de iniciativas privadas, pero lo cierto es que el gobierno chino ya ha expresado su interés por virar desde una economía basada en la potencia fabril a otra que tenga su piedra angular en la innovación técnica y científica.
La capacidad productiva de China –durante años señalada como la fábrica del mundo– se está viendo mermada en comparación con la oferta de otros países del sudeste asiático, que trabajan con costes menores. Al mismo tiempo, la clase media que ha surgido ya está consolidada, con lo que se está produciendo un estancamiento del consumo interno.
El país tiene que diversificar sus opciones de ingresos y una de las formas de hacerlo es el camino de la innovación. Si hasta ahora fabricaba los dispositivos, ahora tiene que inventarlos, crear los programas, generar nuevas empresas. De ahí el interés por enseñar programación en China a las nuevas generaciones.
Por otra parte China está ávida por seguir su crecimiento económico, que de momento su mercado interno difícilmente puede garantizar, debido a que el consumo ha llegado a un punto de saturación. Al país aún le queda un enorme número de población que tiene que pasar a este segmento, pero mientras se da este proceso el gigante asiático trata de apostar por otras vías.
Todo lo que China destaque en innovación lo puede exportar a otros mercados, lo que resulta un apoyo para sostener su crecimiento económico. De hecho ya existen ciertas áreas donde el país ha demostrado su capacidad de hacer tecnología punta, como en las supercomputadoras. En este terreno sus máquinas lideran el ranking de las más potentes.
Imágenes: randomwire y Vernon Area Public Library