Sapiens digital: de los inmigrantes digitales a los nativos digitales

Los jóvenes de hoy no aprenden como los jóvenes de ayer, no tienen las mismas costumbres ni tampoco las mismas aptitudes o actitudes. Han cambiado la forma de hacer las cosas. No hablo de estética, argot o indumentaria, me estoy refiriendo a transformación digital. Las nuevas tecnologías han cambiado nuestro estilo de vida de una forma radical.

En el famoso artículo que dio la vuelta al mundo en 2011, Marc Prensky, un conocido creador de videojuegos y un gurú de la educación y las TIC, pensaba que existía una “brecha digital” entre dos generaciones: la que ha crecido con toda esta tecnología y la que ha adaptado la mayoría de los aspectos de su vida a ella. Los nativos digitales interaccionan en una sociedad multi-pantalla, considerando las nuevas tecnologías como un elemento natural. Estas nuevas generaciones han crecido rodeadas de ordenadores, tablets, videojuegos, smartphones y muchas otras herramientas de la era digital.

Un modo de pensar cambiante

Quien no pertenece a esta categoría de nativos forma parte de una comunidad en vías de extinción: los inmigrantes digitales, es decir, los que aún necesitan leer el libro de instrucciones de los utensilios tecnológicos. Lo que diferencia a estos dos grupos de individuos no son sus conocimientos o sus capacidades, sino su modo de pensar. Imagina pedirle a un hombre del ochocientos que escriba en el ordenador: probablemente, trataría de hacerlo con un lápiz de carboncillo en la pantalla. A cualquiera de los nativos digitales, sin embargo, no les vendría jamás a la mente esa idea. Para tus hijos será aún más diferente. Cuando ven un folio electrónico lo consideran un folio electrónico, no lo comparan con el folio de papel convencional. Igual que tú no pensarías jamás en el lápiz de carboncillo, a ellos tampoco se les pasaría por la cabeza pensar en el folio.

Hábitos de consumo digital

Los nativos digitales hablan el idioma de la red como su auténtica lengua materna. Actualmente, los jóvenes están aprendiendo fuera de casa, de manera informal, por su cuenta, un conjunto de habilidades técnicas de acceso y manipulación de las nuevas tecnologías. Una circunstancia que, a su vez, muchos padres ignoran.

Los jóvenes chatean durante horas en apps como WhatsApp, y posturean, y mucho, en redes sociales como Instagram, Snapchat, Facebook o Twitter. Participan en foros online como Mundoforo o Foroswebgratis, escuchan música y ven películas en aparatos electrónicos, y así consultan todas sus dudas en Google o Yahoo. Estos nativos digitales han crecido rodeados de pantallas, smartphones, tablets y varios ordenadores en casa, y han comenzado a utilizar el teléfono móvil desde que hicieron la primera comunión.

En contra, los adultos siguen con las actividades analógicas de toda la vida: leen los libros que compran en las librerías, escriben en cuadernos de papel, y anotan los números de teléfono en un post-it. Ojean periódicos en cafeterías y consultan las dudas en grandes volúmenes de enciclopedias. Y es que, los inmigrantes digitales miran programas televisivos desde el televisor y no en el ordenador, como lo hacen los nativos.

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Vida digital: tecnología y adaptación

Los inmigrantes tuvieron una infancia analógica, sin pantallas táctiles ni smartphones. Sus utensilios culturales fueron, y siguen siendo, los libros, las bibliotecas y los programas televisivos a tiempo real. En concreto, su forma de aprender está plenamente ligada a la enseñanza convencional en las aulas.

La aproximación a la era digital es parecida a la de los emigrantes que llegan a un nuevo territorio. Desconocen su vida, la cultura, y empiezan a hablar con mucho acento, comenzando a intercalar palabras con su idioma nativo. Lo mismo les sucede a los inmigrantes digitales: llaman por teléfono para verificar si se ha recibido un correo electrónico o se compran un manual de Word y Office, en vez de usar un tutorial gratuito de YouTube. Estas generaciones se matriculan en cursos presenciales, con un profesor y un horario fijo, porque se sienten incapaces de aprender online y por su cuenta. Y, es que, en el mejor de los casos pasan varios minutos tecleando para responder a un SMS. Sí, esos mensajes cortos que todos habíamos dejado ya en el baúl de los recuerdos.

Procesamiento digital

Los nativos digitales, las nuevas generaciones de jóvenes han desarrollado una gran destreza para gestionar varias tareas al mismo tiempo, de manera simultánea. Chatean con cuatro, cinco o más interlocutores por WhatsApp, atienden el correo electrónico mientras consultan Wikipedia, o mantienen una conversación por Skype mientras visitan las últimas publicaciones de Instagram. Son rápidos y eficaces.

Por contra, los que aún necesitan el librito de instrucciones para saber cómo funciona un aparato están acostumbrados al procesamiento serial, a hacer una cosa detrás de otra. Y así emplean todos sus recursos cognitivos para resolver un único problema digital.

No hagas multitareas. Imagen de Shutterstock / Ollyy

Conexión y aprendizaje

Como decía, los jóvenes prefieren estar conectados 24h. A lo largo del día, reciben cientos de mensajes y conversan muchas horas con apps como WhatsApp, Line o Skype. Sus respuestas son rápidas, breves y eficaces. En suma, están acostumbrados a paquetes breves de información, a interlocuciones cortas y a respuestas en tiempo real. Su aprendizaje tiene lugar a través de la simulación y la diversión, y sin esfuerzo. Aprenden unos de otros, socializando sus conocimientos en redes sociales, preguntando y respondiendo en línea. De hecho, hasta un 65% de estos jóvenes podría dar clases en algún aspecto de la tecnología.

Por otra parte, los inmigrantes están acostumbrados a una actividad aislada e individual. Son pacientes cuando esperan una respuesta y no se cansan con mensajes largos. Están habituados a aprender con un profesor, sin diversión, y sus dispositivos electrónicos son mucho menos sofisticados que los de los nativos.

Una brecha digital entre dos generaciones

La fascinante película de ciencia ficción Matrix contaba la lucha entre el mundo real de las personas y el virtual de las máquinas. Su argumento estaba basado en esa “emigración” de un lugar a otro. El protagonista Neo, interpretado por el actor Keanu Reeves, apelaba a lo reciente, a lo desconocido, a lo nuevo. El reto era luchar contra las “máquinas inteligentes” para restablecer el orden entre lo real y lo virtual.

Una bonita metáfora que refleja, querido lector, toda esta transformación digital que están viviendo estas dos generaciones. Los jóvenes vienen pisando fuerte y viven más online que offline.

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