Científicos del MIT presentan un dispositivo capaz de determinar el estado de ánimo de las personas a través de ondas inalámbricas. Esta nueva herramienta, mucho más precisa que las técnicas hasta ahora empleadas, pretende humanizar la interacción de los usuarios con la tecnología.
Como si de una novela de George Orwell se tratase, ha llegado el día en el que la tecnología es capaz de determinar las emociones de las personas mediante señales wireless. Sin embargo, lejos del mundo distópico que presentaba el escrito británico, este invento llega para hacernos sentir mejor a los usuarios, así como para facilitar la labor a todo tipo de sectores. Y es que, gracias a la detección de los estados de ánimo, las empresas o los propios dispositivos podrán ajustarse a nuestros intereses dependiendo de cómo nos sintamos.
Desde hace tiempo se ha venido hablando de técnicas para determinar las emociones de los individuos. En este sentido, las empresas han visto una oportunidad para aplicar esa tecnología en el ámbito de los estudios de mercado. La disciplina del neuromarketing, nacida en la Universidad de Harvard hacia 1990, estudia las respuestas emocionales y sensomotoras de las personas ante estímulos de marketing, apoyándose para ello en técnicas procedentes del campo de las neurociencias. La lectura de los rasgos faciales y la detección de emoción en texto escrito y algoritmos sonoros son los métodos más usados en esta materia. Sobre todo aquellos fundamentados en el análisis de las expresiones de la cara han tenido una mayor repercusión en la práctica. Su mecánica consiste en monitorizar los movimientos de la boca y los ojos con una cámara y posteriormente procesar los datos con un algoritmo de machine learning. El problema de estas herramientas reside en su falta de fiabilidad a la hora de sacar conclusiones sobre lo que se ha observado. Tal y como sucede con los detectores de mentiras, una persona entrenada puede enmascarar estas manifestaciones para que el dispositivo no sea capaz de leer su estado anímico. Una cara de póquer es suficiente para inducir a la inexactitud. Del mismo modo, eligiendo las palabras cuidadosamente o modulando la voz se pueden burlar las otras técnicas comentadas.
Ahora un grupo de investigadores del Laboratorio de Inteligencia Artificial (CSAIL) de la prestigiosa universidad norteamericana MIT han desarrollado EQ-Radio, un aparato que puede utilizar las señales Wireless para detectar nuestro estado emocional de una manera más precisa. Midiendo la variabilidad del pulso cardiaco y la respiración con la misma exactitud que un monitor de cardiograma, este dispositivo determina en un 87% de probabilidad si la persona siente alegría, placer, ira o tristeza. Los datos son ejecutados mediante una serie de algoritmos y procesados por una máquina de auto-aprendizaje que busca parámetros que coincidan con el comportamiento de una persona que siente una emoción específica. De momento el EQ-Radio necesita la participación voluntaria de los usuarios. La herramienta requiere que los participantes realicen acciones como respirar profundamente un par de veces para posteriormente monitorear y definir sus emociones. Los expertos en la materia aclaran que aunque estas correlaciones cambien dependiendo del individuo, los resultados son suficientemente estables para sacar conclusiones exactas.
En su presentación, los desarrolladores del dispositivo hicieron una comparativa con otros sistemas usados en la actualidad como la API Emotion de Microsoft, que se basa en la técnica del reconocimiento facial. Los resultados mostraron que el EQ-Radio obtuvo información mucho más precisa para identificar la alegría, la tristeza y la ira en los usuarios, mientras que ambos aparatos tuvieron la misma fiabilidad determinando las emociones neutras o la ausencia de emocionalidad. Una gran ventaja de esta técnica es que no existe la necesidad de colocar ningún sensor en el cuerpo, lo que permite un análisis más cómodo y fluido.
¿Cómo puede aplicarse está tecnología?
Es en el campo del neuromarketing donde de momento se le está dando un mayor uso a estos sistemas, aunque las posibilidades de empleo son inmensas. En este sentido, las áreas de entretenimiento y los estudios de comportamiento del consumidor es donde se prevé que estén los potenciales usos del dispositivo. Los estudios de cine podrían conocer a tiempo real las reacciones de los espectadores frente a una película, mientras que las agencias de publicidad podrían entender con certeza qué sienten los clientes al consumir un producto, algo determinante para las marcas. Del mismo modo, en función de las emociones predominantes de los usuarios en tiendas y hogares se podrían generar ambientes inteligentes que adecuaran la música e iluminación para favorecer la venta o el bienestar. Por último, esta técnica serviría en el ámbito de la salud ayudando a controlar y diagnosticar enfermedades como la depresión y la ansiedad.
Vemos como poco a poco la tecnología sigue avanzando en su propósito de ayudar a la humanidad y facilitar la vida a la gente, en este caso identificando nuestras emociones.