A la hora de cultivar alimentos en el espacio hay varios problemas a solventar, empezando por la luz del Sol.
Hoy en día ya se cultivan algunas plantas en la Estación Espacial Internacional, pero la capacidad es limitada. Es una vieja guerra. Si pudiéramos cultivar alimentos en el espacio el aprovisionamiento de los astronautas sería mucho más sencillo. No solo eso sino que la colonización de otros planetas tendría un respaldo importante. Pero no hay que correr tanto. De momento es difícil lograr que los cultivos se desarrollen en un entorno espacial.
Evidentemente hay muchos problemas cuando se trata de cultivar alimentos en el espacio. Uno de ellos es la luz. Podría pensarse que en el espacio la luz del sol brilla más y, de hecho, las placas solares son una de las formas de captación de energía más populares para satélites y vehículos espaciales. Sin embargo, hay zonas que no disponen de la misma luz diurna que encontramos en nuestro planeta.
En algunas zonas del espacio hay luz durante un periodo de tiempo prologando y después la oscuridad se queda el mismo intervalo de tiempo. La alternancia de día y noche en un lapso de 24 horas, como se da en la Tierra, no se da en el espacio. Y las plantas están acostumbradas a los ritmos terrestres , claro.
El problema del ciclo día-noche lo han intentado resolver los científicos mediante luces LED. Este tipo de iluminación ya permite cultivos artificiales en la Tierra y a buen seguro es capaz de hacerlo en el espacio. Pero hay que solventar otros obstáculos. Conocer cómo afecta la microgravedad al crecimiento de las plantas es algo que se está investigando desde hace tiempo. Tanto la NASA como la Agencia Espacial Europea han realizado experimentos para clarificar este aspecto. Se sabe que ciertos cultivos, como el tomate, tienen una gran tolerancia a ambientes con microgravedad. Pero faltan muchas cosas por medir y por saber en este campo.
Pero quizá el problema más difícil de resolver es la radiación. A las plantas les afecta, por supuesto, y esto puede derivar en mutaciones indeseadas. Y es que la radiación afecta al ADN, con lo que puede llegar a causar daño a las células. El estudio de este aspecto es clave para asegurar que se pueden cultivar alimentos en el espacio con garantías.
Imágenes: NASA