Su nombre, que reencarna una de las enmiendas del reglamento educacional en Francia, apuesta por el acceso libre y gratuito a la programación.
Desde 2013, esta escuela de programación apareció para quedarse y para demostrar cómo el aprendizaje “peer to peer”, un tú a tú entre los alumnos y los contenidos, es igual de efectiva que la enseñanza tradicional.
Su nombre, que reencarna una de las enmiendas del reglamento educacional en Francia, apuesta por el acceso libre a la programación, ni se necesitan ni se piden estudios previos como carreras o cursos de formación profesional relacionados. Pero esta revolución no solo se queda aquí, pues este centro está abierto las 24 horas al día, los siete días de la semana. No importa la hora, no importa el día, «42» siempre estará abierto a ti.
De la mano de la tecnología MAC, los más de 2.000 alumnos del centro pasan los días estudiando bajo un nuevo método educativo: aprender jugando. Los videojuegos se convierten casi en sus profesores, desafiándoles para superar los siguientes niveles de programación. ¿Pero es posible y efectivo aprender sin profesores? Uno de sus cuatro fundadores, Kwame Yamgnane, explica que, con la llegada de la ciencia de la computación, el acceso al conocimiento se ha desplazado de los profesores hacia Internet, y a cambio de casi nada. Un acceso que tiene un camino propio, nadie te dice qué es y qué no es el universo binario computacional, tú eliges tu método, por ejemplo, a la hora de crear una página web, con qué programa, qué diseño… De hecho, una de sus graduadas, Brittany Bir, cuenta su experiencia como alumna, donde solo te especifican un objetivo, sin soluciones preestablecidas.
Financiada por el multimillonario Xavier Niel, y con la participación del periódico Le Monde con figuras como Nicolas Sadirac, Kwame Yamgnane y Florian Bucher, esta escuela revolucionaria tiene adeptos de todas las partes del mundo, y cuenta con un número de aspirantes que ronda los 50.000 estudiantes, de los que solo quedan 3.000 tras las pruebas de selección.
La piscina de acceso
Si ya sus instalaciones son buenas tecnologicamente hablando, también lo son para el descanso, ya que cuenta con un bar y una sala que más bien se parece a una piscina, pero no hay ni agua ni bañadores dentro. Esta enorme habitación, donde se pueden observar grandes maletas o colchones inflables junto a sacos de dormir, se convierte en la zona de espera de todos aquellos jóvenes que quieran entrar. Durante un mes intenso, númerosos estudiantes llegan tras haber superado dos pruebas online. Dos juegos diferentes que se dividen según el nivel de dificultad. El primero trata de un simple juego de memoria de 10 minutos. El segundo, con una duración estimada de dos horas, reta al estudiante para poner a prueba sus capacidades lógicas.
Autor: Daniel Poto
Una vez dentro, el primer dia clase no existe, no hay profesor que tenga que darte a conocer al resto de tus compañeros. El alumno recibe una serie de proyectos que debe solucionar, ya sea solo o con la ayuda de otros estudiantes que están allí. Poco a poco va avanzando dentro de su proceso de conocimiento, que también tiene recompensas o premios, como un baño relajante en un jacuzzi. Otro rasgo a destacar es la habilidad con la que los conocimientos se retienen en la memoria, y que crece cuando somos nosotros mismos los que empezamos desde cero y sin ninguna directriz. Y es que, por regla general, se olvida más fácilmente aquello que enseñan los profesores que lo que uno aprende por sí mismo.
Método de estudio
Como hemos avanzado anteriormente, en 42 se aprende jugando. El fenómeno gaming se hace dueño del método de estudio. Al iniciar sesión cada estudiante, según su experiencia y proyectos resueltos, tiene un nivel asignado que puede ir subiendo hasta el 21. A partir de ese rango, al alumno se le considera capacitado para acceder al mundo. Un número no asignado al azar, pues es la mitad de 42. Aprender jugando no es solo una técnica exclusiva de la escuela 42, de hecho, desde BlogThinkBig.com os recordamos a menudo que hay alternativas muy parecidas y también gratuitas. Por ejemplo, a través de los juegos tanto niños como grandes pueden aprender a programar desde cero.
¿Y cómo es posible seguir su progreso académico sin profesores? Es muy fácil, su huella digital a través de los diferentes juegos y retos que van resolviendo confeccionan un diagrama cuya apariencia se parece al progreso de un jugador que se enfrenta a un videojuego como Final Fantasy. Las cuatro asginaturas principales con las que empiezan los estudiantes son: Unix, algoritmos, gráficos y web. Durante su recorrido por la escuela se van especializando en áreas como diseño, videojuegos, móvil, ciberseguridad, hardware…
Un proceso de aprendizaje que cada vez se vuelve más difícil, ya que no todos llegan a terminar todas las actividades propuestas. Algunos son trabajos tan complicados como crear desde cero un videojuego o un sistema operativo. Un modelo que no ha podido resistirse y desplazarse en 2016 también a Silicon Valley, el centro de innovación tecnológica mundial. El universo de los ceros y unos se vuelve más accesible y comprensible que nunca, donde el límite solo te lo pones tú mismo.