Bandeja de entrada. Tengo 16 correos. Dos son de portales de descuentos, diez son personales, dos aseguran tener la fórmula para incrementar el vigor sexual, otro alerta sobre el inminente pago del seguro del automóvil y, el último, es una petición de amistad para Google+.
Sumido en el tedio más absoluto, abro la petición de amistad, entro en Google+, la acepto y la incluyo en un círculo. Nada más. Pulso el botón izquierdo del ratón sobre la “x” y sigo navegando por Internet.
¿No has hecho algo parecido más de una vez? Ese es uno de los motivos por los que Google+, llamado a ser uno de los productos estrella de la firma norteamericana no termina de funcionar, al menos de momento.
Google+ ronda ya los 150 millones de usuarios, por los cerca de 900 de Facebook. El crecimiento de la red social del buscador, que sólo lleva un año activa, no ha ido nada mal pese a que la diferencia de afiliados entre una y otra es enorme. El problema está en el poco o ningún uso que los suscriptores hacemos de Google+. Fuentes y expertos del sector aseguran que el poco éxito se debe básicamente a dos factores:
El primero de ellos -y más obvio- es la penetración de Facebook. Pensemos en cómo actuamos. ¿Para qué adentrarme en Google+ si la mayoría de mis amigos están en Facebook? Si quiero encontrarme con los amigos que viven en mi barrio me sentaré en la plaza más poblada, en ningún caso me desplazaré a un callejón oscuro.
El segundo factor tiene que ver con cómo está construido el interfaz de Google+. Técnicamente está muy por encima respecto a Facebook, pero el interfaz, según esos mismos expertos, no es tan familiar como el de la red de Zuckerberg.
Haciendo balance un año después se puede decir que Google+ es un BMW aparcado en el garaje. Una buena aplicación que no se usa demasiado. Así las cosas, Google+ no ha dicho, ni mucho menos, su última palabra. Cuenta con todo el músculo de Google detrás y habrá que ver cómo reacciona.
Foto Magent4