La británica Ada Lovelace está considerada como la primera programadora de la historia, contando también a los hombres.
La historia de la que está considerada como la primera mente que concibió un programa informático se desarrolla en el siglo XIX. Al contrario de lo que se pueda pensar, la computación hunde sus raíces mucho más allá de los años 40 del pasado siglo. Ada Lovelace nació el 10 de diciembre de 1815 y en unas cuantas décadas realizaría una serie de trabajos que la han convertido en una verdadera pionera, no sólo como mujer adelantada a su tiempo cuando los círculos científicos eran eminentemente masculinos, sino como autora de un legado que aún hoy tiene vigencia.
Ada Augusta Lovelace fue la única hija legítima del poeta romántico Lord Byron. Su madre, Annabella Milbanke, se cuidó de procurarle una educación rica en ciencias, para alejarla de su padre, quien se separó de ambas al poco de nacer la niña. A pesar de ello Ada siempre tuvo en él a una referencia y desde un punto de vista intelectual trató de buscar la integración de la poesía y la ciencia.
Empezó a estudiar en la Universidad de Londres, donde destacó en matemáticas y quedó claro que poseía una mente privilegiada para todo lo concerniente a este campo. A los veinte años se casó con William King, que posteriormente se convertiría en conde de Lovelace, apellido con el que se conoce a Ada actualmente. Al año siguiente nacería su primer hijo, al que seguirían otros dos.
En aquellos tiempos, el matemático inglés Charles Babbage había diseñado su máquina analítica. Ada Augusta Lovelace había comenzado a trabajar con él dos años antes de casarse, primero lo hizo como discípula y después como colaboradora en las investigaciones de Babbage. El punto de inflexión se produce cuando el ingeniero italiano Luigi Menabrea conoce a Charles Babbage en 1843 y describe su máquina. Ada entra en contacto con este documento y lo traduce al inglés, anotándolo detalladamente.
Hoy se puede decir que en estas notas se encuentra lo que está considerado como el primer programa de ordenador. Se trata de instrucciones para hacer cálculos, condensadas en un algoritmo codificado para que la máquina de Babbage las pueda procesar. En estas anotaciones, más extensas que el texto anotado al que acompañan, Ada señala que la máquina no puede generar conocimiento por sí sola sino ofrecer información disponible de forma organizada, lo que equivale a resolver problemas.
Este documento lo firmó con sus iniciales por las dificultades de aceptación que tendría en los círculos científicos el trabajo de una mujer. Sólo en 1952, un siglo después de su muerte, se publicó con su nombre completo. Ada Lovelace también sugirió las tarjetas perforadas como forma para introducir información y en definitiva comunicarse con la máquina de Babbage. Sus estudios influyeron a figuras como Alan Turing o el físico húngaro John von Neumann y actualmente da nombre a un lenguaje de programación, utilizado para entornos que requieren de gran seguridad, como la aeronáutica, el tráfico aéreo o la defensa.