Abejas con sensores

Adosan un sensor a las abejas para monitorizar los cultivos

Un equipo de investigadores de la Universidad de Washington crea un sistema que permite tener abejas con sensores que monitoricen el entorno.

La agricultura tiene cambios por delante que acometer. Técnicas en principio ajenas al sector primario de la economía, como el big data o la robótica, ya se exploran, a veces con entusiasmo, y otras con recelo. Pero lo cierto es que las nuevas tecnologías se abren camino en los campos de cultivo.

Entre todas las novedades no podía fallar Internet de las cosas y otra categoría: los drones. Estos sirven para trazar mapas del campo, detectar posibles problemas y acelerar la toma de decisiones. Pero estos dispositivos se acompañan normalmente de una serie de sensores en tierra, para medir la humedad o la temperatura.

El problema de estos sensores es que en terrenos extensos es difícil abarcarlo todo. Los primeros han de repartirse por una superficie muy amplia. Y si los drones midieran estos parámetros no tendrían autonomía para llegar a todos los puntos. De ahí que la Universidad de Washington haya creado un sistema para mejorar estas mediciones.

Para ello han empleado a las abejas, a quienes han adosado un sistema con sensores y una pequeña batería. Se trata de un esfuerzo de miniaturización, pues estos componentes normalmente tienen un peso y volumen inconvenientes para una abeja. Así, cuando los insectos vuelan para obtener el polen ofrecen información sobre el estado de los cultivos.

Abejas con sensores

Era necesario contar con una pequeña batería para dar energía al conjunto. Este era el principal escollo, pues se trata del componente más pesado. Lograron que solo fuera de 70 miligramos. El resto son sensores diminutos para medir la humedad, la temperatura y la intensidad de la luz.

Abejas con sensores pero sin GPS

Después venía otro de los principales problemas. Estas abejas con sensores no podían tener un GPS como localizador. Es un recurso que consume demasiada energía. Hay que pensar que la señal ha de ser comunicada al sistema de satélites, que orbita en torno a la Tierra para dar la posición. Se necesita una gran cantidad de energía para establecer las comunicaciones.

Ante el reto, los científicos buscaron otra solución de menor consumo energético. Su salida consistió en plantar antenas a lo largo del terreno y un receptor en el sistema de las abejas. De esta forma, las antenas envían una señal que impacta en el receptor. Mediante una triangulación es posible conocer la posición en todo momento del insecto.

No es la primera vez que se intenta hacer de las abejas un recurso para estudiar el campo. Otra investigación, en este caso en la Isla de Tasmania, junto a Australia, colocó etiquetas RFID en estos insectos. Así, se controla cómo se comporta cada ejemplar y también se monitoriza el medioambiente.

Imágenes: Viv Lynch, Universidad de Washington

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