Hacemos un amplio recorrido a través de la historia de la telefonía móvil para descubrir cuál ha sido su evolución a lo largo de los años.
Hoy en día nos resulta prácticamente imposible salir de casa sin nuestro smartphone en el bolsillo; de hecho, no es descabellado decir que consideramos la telefonía móvil como un servicio básico y fundamental en nuestro día a día, ya sea en el plano personal o en el profesional. Si bien estamos en plena ebullición de LTE e, incluso, nos atrevemos a ir más allá combinando tecnologías de acceso (Het-Net) o pensado en la telefonía móvil de quinta generación (5G), de vez en cuando es interesante echar la vista hacia atrás y mirar, con cierta perspectiva, cómo ha evolucionado la telefonía móvil y las sólidas bases sobre las que se fundamentan muchos servicios que usamos a diario y que se han convertido en algo que entra dentro de lo cotidiano.
La primera generación: la ausencia de interoperabilidad
Han pasado 40 años desde que Martin Cooper realizase la primera llamada telefónica desde un dispositivo móvil, el mítico DynaTAC 8000x, un hito que marcaría el arranque de lo que conocemos como telefonía móvil de primera generación.
Durante esta fase (que en España abarcó desde 1976 hasta 1994), el servicio únicamente ofrecía llamadas de voz sin posibilidad de brindar otro tipo de servicios de valor añadido. Conceptos que hoy nos son tan cotidianos como el SMS o el roaming eran algo inimaginable porque, por ejemplo, convivían varios sistemas de telefonía móvil analógica y no siempre era posible conseguir que interoperasen.
Al no existir estándares en esta materia, cada operador optaba por la solución tecnológica que más le convenía y, al final, el resultado era un conjunto de redes heterogéneas que no eran compatibles entre sí y que, por tanto, no podían dar servicio a alguien que viajase a otro país con su teléfono móvil.
GSM: la estandarización en forma de sólidos cimientos
El año 1982 fue la clave para definir gran parte del contexto tecnológico en el que hoy en día nos movemos, un año en el que se celebró la Conferencia Europea de Administraciones de Correos y Telecomunicaciones donde se analizó la necesidad de estandarizar la comunicaciones móviles en Europa y, por tanto, se trabajo en la definición de un estándar europeo de telefonía móvil que permitiese la interoperabilidad entre distintos países. Con la idea de poder ofrecer servicios de valor añadido que complementasen la oferta de llamadas de voz, se decidió que este estándar definiera un servicio de comunicaciones móviles digitales y, para llevarlo a cabo, se creó un grupo de trabajo llamado Groupe Spécial Mobile (GSM).
Dentro de la definición del estándar de esta segunda generación de redes móviles (que terminaría llamándose GSM, como el grupo de trabajo) se propusieron algunos requisitos que, hoy en día, siguen cumpliéndose en las redes móviles actuales: realizar el seguimiento de los abonados y poder localizar su ubicación, optimizar el uso del espectro radioeléctrico, ofrecer comunicaciones seguras, reaprovechar las infraestructuras desplegadas en las redes 1G y pensar en la coexistencia de ambas tecnologías, definir un número de emergencia único (el 112), ofrecer servicios de transmisión de datos y, uno de los más llamativos, facilitar al usuario el cambio de terminal haciendo que el proceso fuese cómodo.
La herencia de GSM
Si trasladamos el catálogo de requisitos de GSM a su implementación real, seguramente identificaremos algunos detalles que, hoy en día, nos siguen acompañando en los dispositivos móviles que usamos a diario. Independientemente de que estemos encarando ya la telefonía móvil de cuarta generación, gran parte de los servicios que disfrutamos están cimentados sobre GSM y sus pautas.
Las tarjetas SIM, por ejemplo, tienen su origen en GSM y materializan el requisito de facilitar al usuario el cambio de terminal. Hoy en día nuestra línea de teléfono está asociada a una tarjeta SIM y, para cambiar de teléfono, solamente tenemos que mover nuestra tarjeta de un terminal a otro, independizando la línea del terminal.
Realizar el seguimiento de los usuarios y saber en dónde se encuentran en cada momento es algo que se materializó y que, hoy en día, aún seguimos utilizando. Para empezar, localizar la estación base que da servicio al usuario nos permite realizar un rutado óptimo de su conversación y, por tanto, establecer comunicaciones mucho más efectivas. Además, gracias a que todos los países de Europa apostaban por el mismo sistema, sería posible viajar a otro país y que el teléfono siguiese funcionando gracias a la interconexión de redes entre operadores y, por tanto, materializando el concepto de roaming.
Las primeras conexiones de datos en movilidad llegaron gracias a los 9,6 Kbps de GSM, una tasa de velocidad que hoy en día nos parece muy baja si la comparamos con lo que nos pueden ofrecer en LTE, 3G o GPRS. Por aquel entonces fue todo un hito, aunque con el tiempo esta tasa se quedaría corta y abriría la puerta a la búsqueda de nuevos estándares como GPRS (generación 2,5) y 3G/UMTS (tercera generación).
El número de emergencias 112 es algo que nos encontramos en cualquier teléfono móvil y, de hecho, es un número que se puede marcar sin desbloquear el dispositivo y sin cobertura de nuestro operador (las llamadas se cursan por cualquier operador disponible).
El SMS, aunque esté relegado a un segundo plano por la mensajería móvil instantánea, también tuvo su origen en GSM. Concretamente, el SMS (Short Message Service) comenzó a esbozarse en la release del estándar de 1985 y se definió como una facilidad que permitía enviar a los usuarios mensajes de texto a modo de canal de difusión. Esta facilidad era interesante porque aprovechaba el canal de señalización entre el abonado y la estación base, lo cual redundaba en que las llamadas no se iban a cortar al recibir un mensaje.
Nokia, que históricamente ha contribuido mucho en la definición de estándares de telefonía móvil, refinó el concepto del SMS y complicó un poco más el esquema de la red para que el servicio pudiese ser usado por los usuarios y que estos enviasen mensajes también (una mejora de gran importancia si tenemos en cuenta el gran calado que han tenido los SMS entre los usuarios).
Algunos hitos y curiosidades para recordar
Si bien el estándar GSM se pensó para dar servicio en Europa a unos 10 millones de abonados hasta el año 2000, estas cifras se terminarían superando con creces. Entre 1991 y 2001, GSM prestó servicio a más de 500 millones de usuarios de todo el mundo.
La primera llamada telefónica sobre una red GSM tuvo lugar el 1 de julio de 1991. En esta llamada intervinieron el primer ministro de finlandia, Harri Holkeri, y el vice-alcalde de Tampere, Kaarina Suonio, usando el primer prototipo de teléfono móvil GSM de la historia, que había diseñado Telenokia y Siemens (por cierto que la transcripción de la conversación se puede leer hoy en día).
El 3 de diciembre de 1992 se envió el primer mensaje SMS de la historia, un escueto «Merry Christmas» que envió Neil Papworth para probar que este servicio secundario funcionaba correctamente (aunque se pensó que no iba a tener éxito). Curiosamente, este primer SMS no salió desde un terminal móvil sino que se utilizó un ordenador personal convencional.
Los 140 caracteres máximos que Twitter tiene no son algo casual y también está vinculado a GSM aunque, eso sí, de manera indirecta. Antes de que las conexiones de datos estuviesen tan extendidas como lo están hoy, Twitter admitía el envío de tweets mediante mensajes SMS y, claro está, al usar este recurso con limitación en la longitud de caracteres, Twitter también la terminaría heredando.