El mundo no olvida sus nombres. Menos aún después del estreno de La sociedad de la nieve, una película dirigida por Juan Antonio Bayona, que ha hecho que la historia de superación de los integrantes del equipo de rugby uruguayo haya sobrecogido nuevamente a millones de personas demostrando la importancia el apoyo mutuo.
El 13 de octubre de 1972 sufrieron un accidente de avión cuando viajaban a Chile jugar un partido. Durante el trayecto, la nave sufrió un impacto contra el filo de una montaña en los Andes y las personas que consiguieron salir de entre los escombros se enfrentaron al reto de mantenerse con vida sin recursos en la montaña. En una conversación con Mejor Conectados, una iniciativa de Telefónica, tres de los supervivientes, Daniel Fernández Strauch, Eduardo Strauch y Nando Parrado, explican cómo el trabajo en grupo les permitió sobrevivir en medio de la nieve.
Más de dos meses sin recursos en la cordillera de los Andes
Viajaban para disputar un partido en Santiago de Chile, pero un error humano causado por las condiciones climáticas cambió el destino de los jugadores del equipo de rugby Old Christians. El piloto identificó mal la posición del avión y pensando que se acercaba a la pista de aterrizaje del aeropuerto chocó con un valle en lo alto de las montañas de los Andes, una zona con temperaturas bajo cero y avalanchas de nieve.
Los supervivientes del incidente mantuvieron la esperanza de salir de allí hasta el décimo día, cuando las autoridades del país anunciaron por la radio que habían suspendido las labores de búsqueda. Nadie pensaba que pudieran estar vivos después de tanto tiempo sin recursos en la montaña en condiciones durísimas. De todos los accidentes aéreos que tuvieron lugar en la cordillera jamás se salvó nadie. En ese momento, fueron conscientes de que sobrevivir iba a depender de ellos mismos.
El apoyo mutuo para cumplir un objetivo: volver a casa
Construyeron un equipo sólido basado en la confianza. Se dividieron en grupos para encargarse de distintas tareas como la limpieza del interior de la parte del avión, el estudio de la zona o la búsqueda de alimentos. La antorcha del grupo la llevó el capitán del equipo, Marcelo Pérez del Castillo, y, posteriormente, lo hicieron los jugadores de mayor edad del equipo, los tres primos Strauch.
“Ahí cada uno supo que tenía que dar lo mejor y lo máximo de sí para poder lograr el objetivo que era salvarnos”, recuerda Eduardo Strauch. Y cuando alguien no había dado su cien por cien, a final del día se disculpaba ante sus compañeros prometiendo corregir esta postura y contando con su apoyo. Gracias a ello, consiguieron sobrevivir en unas condiciones muy difíciles durante 72 días en medio de la nieve.
La figura del líder fue muy importante para la supervivencia desde el principio. No es fácil guiar y motivar a un grupo de compañeros, de amigos, con miedo. Pero poco a poco, el cumplimiento de las pequeñas acciones diarias y la energía compartida consiguió que la tarea se volviese más sencilla, especialmente para proteger a los más jóvenes. Todos se convirtieron en un cuerpo común capaz de mantener el ánimo para conseguir volver a casa con sus seres queridos.
Las tres lecciones del milagro de los Andes
Sobrevivir a una situación extrema como esta marca tu vida para siempre. Cada uno de los invitados destaca varias lecciones que están presentes en su día a día. De su experiencia al frente del equipo, Daniel Fernández Strauch aprendió que un líder es aquel que se preocupa de sus compañeros, les pregunta cómo se siente y está ahí para ayudarles a seguir. No tratarles como si fueran un número, sino personas.
“Cada uno tiene que ser líder de su vida, líder de su trabajo y tenerse confianza para poder liderar a los demás y viceversa”, afirma Nando Parrado. Y, por su parte, Eduardo Strauch subraya tres aprendizajes: la capacidad de los seres humanos, el poder del amor y la importancia de las conexiones humanas. Porque cuando conectamos, somos capaces de hacer cosas increíbles. No te pierdas la entrevista completa en Mejor Conectados, una iniciativa de Telefónica.