ascensor espacial

Más cerca de los ascensores espaciales

La materialización del futuro ascensor espacial podría marcar el comienzo de una nueva era en la exploración espacial

Un equipo de expertos en astronáutica acaba de publicar un controvertido informe donde evalúan la viabilidad económica y tecnológica para construir un ascensor espacial conectado de forma permanente con la Tierra. Aunque suene a ciencia ficción, parece que el comité de expertos de la Academia Internacional de Astronáutica –IAA– ha  tomado cartas en el asunto y planea sustituir la insostenible tecnología de los cohetes espaciales por un nuevo sistema de transporte basado en un cable de gran resistencia y una cabina de transporte para material y personas.

Según el informe, el actual sistema de lanzamiento de cohetes de propulsión al espacio requiere un despliegue de medios técnicos y económicos elevados y que no siempre va en consonancia con la importancia de la misión. Por citar algunos datos, poner en órbita un pequeño satélite requiere cohetes de propulsión, donde el 80 por ciento de la masa es combustible, el 14 por ciento estructura y sólo el 6 por ciento carga útil. Además, esta tecnología no es reutilizable. Una vez lanzado el cohete, éste se descompone en mil pedazos arrojando gran parte de los productos químicos de la propulsión a la atmósfera.

En cambio, con un sistema alternativo basado en cables fijos de transporte espacial, se podrían llevar a cabo múltiples misiones, sin limitaciones de carga útil y con un coste económico y de energía bastante inferior al de la tecnología de los cohetes de propulsión. Evidentemente, los ingenieros de la NASA no lo tendrán nada fácil para materializar el futuro ascensor, pero su puesta en marcha marcaría el comienzo de una nueva era en la exploración espacial.

Tal y como podemos observar en el gráfico adjunto, el sistema consiste básicamente en una conexión permanente con el espacio mediante un cable orbitando a 62.000 kilómetros de la Tierra, en la denominada órbita geosíncrona. Según el esquema teórico propuesto por los científicos, esta órbita mantiene el mismo periodo orbital que el periodo de rotación sideral de la Tierra. Por tanto, anclando dicho cable en algún punto del ecuador y colocando en el otro extremo un contrapeso orbitando con el mismo periodo de rotación de nuestro planeta, se conseguiría estabilizar el cable contrarrestando la fuerza de la gravedad.

Para la construcción del cable de transporte espacial de 62.000 kilómetros, los ingenieros sugieren el uso de los nanotubos de carbono desarrollados en la década de los 90, por su flexibilidad, ligereza y alta resistencia. De hecho, un informe reciente del IAA confirma que se están ensayando cables con distintos materiales de gran resistencia y los resultados obtenidos prometen una cable de gran resistencia capaz de soportar las tensiones estructurales y ambientales de servicio.

ascensor espacial

Una vez evaluada la posibilidad de materializar el cable y asegurar su estabilidad en el espacio exterior, la investigación se centra en estudiar si los nanomateriales empleados en la construcción del cable resistirían el ascenso de la cabina de transporte.

La expectación generada por las nuevas formas de transporte espacial ha alimentado todo tipo de iniciativas acerca de la construcción de máquinas como el ambicioso proyecto de Kickstarter para la construcción de un vehículo de transporte entre la Tierra y la Luna. No obstante, queda mucho por hacer y es posible que tardemos 25, 50 o incluso 100 años en ver el ascensor espacial u otro sistema alternativo de transporte, pero no hay duda que las principales agencias espaciales del mundo acogerán con los brazos abiertos cualquier iniciativa que reduzca los costes técnicos y económicos de la exploración espacial.

Imágenes | vía IAA

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