Los drones ayudan a combatir las alergias, según un proyecto español de I+D. Estos vehículos pueden recoger muestras de polen en sitios antes inalcanzables.
A medio camino entre un juguete de entretenimiento y un vehículo para fines médicos o militares, los drones han llegado para quedarse. Y es que la innovación asociada a esta tecnología no se detiene: tan pronto descubrimos que algunos son capaces de despegar desde el agua como descubrimos que los servicios de mensajería del futuro se basarán en estos vehículos. Todo ello, mientras la legislación española sigue en el aire.
Más allá de la polémica política o social acerca de este tema, lo cierto es que los drones pueden ser unos aliados inesperados para la medicina. Ruanda, por ejemplo, anunció hace unos meses su intención de construir la primera base aérea para enviar medicamentos. Un sistema similar, combinado con el uso de smartphones, que podría ponerse en marcha en Malawi. Ejemplos que demuestran que esta tecnología está comenzando a despegar con éxito en el cuidado de nuestra salud.
En ese sentido, la compañía Dronesphere, en colaboración con el ICTA-UAB y el Cabildo Insular de La Gomera, ha desarrollado un proyecto de I+D+i para utilizar los drones con el fin de combatir las alergias. Un trastorno médico que, por desgracia, afecta a miles de personas coincidiendo con la llegada de la primavera. Y es que nuestro sistema inmunológico desencadena una respuesta para defendernos del ataque de elementos nocivos para nuestro organismo. En el caso de que esta «reacción defensiva» sea superior a lo necesario, la persona sufrirá de alergias.
Lo que resulta sorprendente es que los drones puedan ayudar en el manejo de este problema. Porque según los resultados presentados, el uso de estos vehículos permite obtener muestras de polen y esporas de hongos en cualquier lugar y a diferentes niveles de altura. “En España somos los primeros que hemos conseguido una cosa así, haciendo posible la captación de muestras en zonas donde antes no se había podido llegar», explica Francisco Javier García, cofundador de Dronesphere junto con Jorge Roldán.
El muestreo de estas sustancias por parte de los drones es clave en aerobiología. Esta disciplina es de gran utilidad, pues permite a los profesionales de la alergología y la neumología tener datos útiles para diagnosticar las alergias. De este modo pueden conocer más acerca de las causas y mejorar la aplicación de los tratamientos. Los afectados también se benefician de esta información, ya que saben de antemano los niveles de polen en el aire y así estar prevenidos. Actualmente, se calcula que hay 700 millones de personas que sufren alergias en el mundo, que podrían aprovecharse en el futuro de la ayuda de los drones.
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