Australia quiere decir adiós al control de pasaportes

Superar el trámite del control de pasaportes será más sencillo en Australia, donde quieren implementar completamente el reconocimiento facial como variable biométrica de seguridad.

El control de pasaportes y el paso por los controles de seguridad son, por mucho, los dos momentos de más frustración y mayor impotencia a los que se enfrenta un usuario de aeropuertos, hecho que, para muchos de ellos, incluido quien esto escribe, hace muy poco apetecible la experiencia de volar para distancias cortas. En ello, el tren de alta velocidad es imbatible y quién sabe si Hyperloop en el futuro. Para superar los trámites, en Australia proponen el proyecto Seamless Traveler con reconocimiento facial en los pasos de seguridad, junto a iris y huella como otras variables.

El proyecto persigue eliminar la fricción para el 90% de los pasajeros, permitiendo a los encargados de seguridad dedicarse al pequeño grupo que puede ser más peligroso para la seguridad del país. Esto permitirá a esa gran mayoría salir de los aeropuertos como si se tratara de un vuelo doméstico, sin pasos de seguridad añadidos. Tras volar muchas horas, hacer una cola de 40 minutos puede llegar a ser agotador, por lo que este es un gran paso para flexibilizar y agilizar el sistema.

Reconocimiento facial en la oscuridad

El problema para llevar a cabo un proyecto de este calado es que se adentra en un terreno peligroso, en el debate de la privacidad de los usuarios. Existen dos extremos aquí, las personas que se implantarían un chip como hacemos con los perros para identificación, y las personas aterradas con que las autoridades tengan más datos que el propio documento de identificación nacional de cada país.

Lo cierto es que por un mero tema de seguridad, que las autoridades cuenten con esos datos no debería preocupar a los pasajeros en este caso y ciudadanos en general, siempre que las soluciones hagan nuestra vida más fácil y los datos no puedan ser utilizados para fines de control o espionaje.

El proyecto lleva preparándose desde 2015 y cuenta con un presupuesto de 100 millones de dólares para los próximos cinco años. Desde el equipo encargado aseguran que transformará la experiencia de traspasar una frontera. Al fin y al cabo, la tecnología, como parte de la sociedad, suele ir por delante de la política, pero las implementaciones deseadas por los usuarios apuntan a los mismos principios que sus dispositivos personales: inmediatez, fluidez e invisibilidad.

 

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