Trabajar en una buena autoestima durante el desarrollo de la infancia y la adolescencia es una herramienta primordial para un uso saludable de las redes sociales, construyendo una capa de protección emocional para que vuestros hijos transiten y habiten en los entornos digitales de manera segura.
El contexto de las redes sociales en relación a la autoestima
Antes de comenzar, veamos qué se entiende por autoestima. En pocas palabras es el aprecio, amor o consideración que una persona tiene de sí misma. Tras esta definición podríamos entrar a valorar multitud de aristas que completen o puntualicen la definición, pero para un uso saludable de las redes sociales la definición de autoestima más concreta diríamos que se trata de sentirse bien con uno mismo, aceptando fortalezas y debilidades de una manera sana.
La autoestima puede ser alta. Destaca por un buen control de nuestro autoconcepto, nos reafirmamos en nuestras cualidades positivas y aceptamos de manera saludable nuestras debilidades, tratando de mejorarlas, pero sin juicios. Simplemente aceptamos que son parte de nosotros mismos y estamos en el camino de afrontarlas y convivirlas desde el respeto. En definitiva, una autoestima alta se caracteriza por aceptar nuestras fortalezas y nuestras debilidades y trabajar de una manera sana en mejorar ambas. Sin embargo, la autoestima también puede ser baja. Personas que tienen una imagen distorsionada de ellos mismos haciendo siempre una valoración negativa con respecto a los demás. Exageran sus defectos y tienden a omitir sus cualidades.
Una parte vital en la valoración de la autoestima es la estabilidad. Buscamos una autoestima alta y estable en el tiempo. Nuestro sentir emocional debe ser capaz de afrontar y manejar los bandazos emocionales del día a día y, en caso de vernos superados, saber pedir ayuda. Por tanto, lo ideal será desarrollar una autoestima resiliente para para afrontar la vida que le espera tanto a tu yo virtual como físico.
De nada sirve comernos un día el mundo si al día siguiente pensamos que no valemos para nada. En otras palabras, ni lo bueno es tan genial, ni lo negativo es tan catastrófico. Las redes sociales desvirtúan estilos de vida. Se normativizan cuerpos con físicos imposibles y vidas que parecen perfectas (paisajes, viajes, ropa, relaciones sentimentales…), este contexto audiovisual en el que viven los adolescentes (y muchos de los adultos) genera inseguridades, miedos y, en muchas ocasiones, distorsión de la realidad. Conocerse, valorarse, aceptar la realidad y trabajar para conseguir los objetivos que cada uno se proponga serán acciones valiosas en todos los ámbitos de sus vidas.
Beneficios de una buena autoestima
Los beneficios de tener una buena autoestima son multifactoriales: sentirse bien, tenerse en cuenta, cuidarse o valorarse son solo algunos de los ingredientes imprescindibles para sentar las bases de relaciones sociales, laborales o sentimentales sanas. Les permitirá que puedan filtrar, relativizar e identificar mensajes, relaciones o ambientes tóxicos. Las personas que tienen una buena autoestima tienen más facilidades para:
- Afrontar dificultades.
- Ser más asertivas.
- Mostrar mayor seguridad al tomar decisiones.
- Tener relaciones interpersonales de buena calidad.
- Priorizar su salud física.
Por dónde empezar para educar en una buena autoestima
Educar en una autoestima positiva es un proyecto vital para madres y padres. No podemos ofreceros una receta fácil y rápida, pero, tranquilos, conocemos el rumbo que se debe seguir y las herramientas necesarias para favorecer una autoestima sana, que repercuta en su manera de relacionarse e interactuar. ¡Vamos a ello!
- Valida sus emociones, todas son importantes. Evitemos frases como “eso no es nada, no pasa nada, no llores por eso…” Si es relevante para él o ella, lo debe ser para vosotros como padres.
- Verbaliza y pon en valor sus logros, y ayuda a que ellos también lo hagan sobre sí mismos. Favorecer que el diálogo interno con ellos mismos sea positivo, determinará su manera de tratarse a sí mismos (cómo hablas a tu yo interno condiciona como te sientes).
- No confundir motivación con sobre exigencia, en ocasiones la línea es fina. Si tenéis dudas es porque probablemente estéis pidiendo demasiado. A veces, naturalizamos demasiado que para conseguir algo es necesario siempre esforzarse para lograrlo, y eso frustra y confunde. Está claro que muchos retos están condicionados en base al esfuerzo, pero también aquello que no nos gusta implica la misma sensación. De ahí que sea tan importante detectar si algo nos gusta o no porque cuando algo nos apasiona, logramos convertir fácilmente el esfuerzo en dedicación y, en este caso, ya estamos positivizando la sensación.
- Estar presentes. No podéis protegerles ni arreglarles la vida, pero vuestra presencia cargada de calma, apoyo y confianza resulta importantísima para que se desarrollen en un entorno seguro.
- Madres, padres, aunque no lo sepáis desde que vuestros hijos nacieron sois influencers. En otras palabras: sois ejemplo. Por tanto, todo lo que a largo plazo quieres ver en tu hijo, debe comenzar en tus acciones diarias (dedicación, ayuda, fortaleza emocional…).
- Valora siempre el proceso por encima del resultado final. Nadie hace todo bien, y mucho menos a la primera.
Estas recomendaciones vitales integradas en el día a día familiar sentarán la base para que los más jóvenes sean capaces de hacer un uso saludable de las redes sociales.