Una bacteria descubierta en un centro de almacenamiento de desechos nucleares en Siberia parece ser la prometedora herramienta que evitará los problemas con los cementerios nucleares.
Quitando las turbinas eólicas y paneles solares, aunque pueda asustar un poco, la energía nuclear es la forma más eficiente y ‘sostenible’ de generar energía. Se consigue una gigantesca cantidad de electricidad gracias a reacciones de partículas y núcleos atómicos.
Una pequeña cantidad de masa puede proporcionar mucha energía, poniendo un ejemplo la cantidad de energía que puede producir 1 kg de uranio es equivalente a la energía que proporcionaría 200 toneladas de carbón. Sin embargo, aunque no emitan gases contaminantes, si se producen residuos radiactivos. Los cementerios nucleares, aunque son seguros, podrían producir catástrofes medioambientales debido a su alta radiactividad.
Una bacteria podría ser la solución a los residuos
Una bacteria descubierta en un centro de almacenamiento de desechos nucleares en Siberia parece ser la prometedora herramienta que evitará los problemas con los cementerios nucleares.
Investigadores del Instituto de Química Física Frumkin, con sede en Moscú, y del Centro Federal de Investigación de Biotecnología de la Academia de Ciencias de Rusia, han podido aislar microorganismos que pueden usarse para proteger el medio ambiente de residuos radioactivos líquidos.
Los científicos hicieron el descubrimiento mientras realizaban estudios microbiológicos de las aguas subterráneas en un profundo cementerio nuclear en Seversk, donde se almacenan los desechos radiactivos líquidos de Siberian Chemical Combine, que suministran y reprocesan uranio poco enriquecido para combustible nuclear.
Su investigación, recientemente publicada en Radioactive Waste, una importante revista científica rusa, sugiere que la bacteria es capaz de convertir iones radionúclidos, incluidos los que se encuentran en el uranio y el plutonio, en formas sedentarias, evitando así la propagación de radiaciones peligrosas en el ambiente circundante.
Los investigadores dicen que este hallazgo es un primer paso en la creación de una barrera biogeoquímica para los radionúclidos y su uso en cementerios nucleares. Parece que el apetito de esta bacteria nos puede evitar más de un problema…