Los *benchmarks* o las pruebas de rendimiento en smartphones son muy fiables para ciertas mediciones. Como se toman como valores de marketing, muchas compañías "hacen trampas" respecto a ellos.
Algo muy común para comparar la potencia de los procesadores de smartphones y ordenadores son los famosos benchmarks o pruebas de rendimiento, con los que se mide una serie de variables que, en teoría, son representativas de las capacidades de los chips. En algunos casos, pretenden ser representativas del día a día de un usuario, con sus usos típicos, pero en la mayoría solo tratan de llevar los componentes al máximo. Aun así, existe una máxima de que un benchmark nunca debería hacer trampas, y no siempre se cumple.
Anandtech, uno de los medios líderes en información técnica, ya desveló en 2013 que terminales de Samsung (y después otras compañías) estaban haciendo trampas en benchmarks, es decir, detectando que se está ejecutando una aplicación para subir la velocidad de reloj de la tarjeta gráfica y el procesador. Así, sin que el usuario lo sepa, el dispositivo funciona durante el tiempo que se ejecuta a una velocidad muy superior a la de diseño del chip.
Ahora Anandtech ha descubierto que Huawei y Honor, en sus terminales, están llevando a cabo estas prácticas años después. Los responsables argumentan que todas las compañías lo hacen, y que ellos no pueden perder competitividad en ese sentido. La realidad es que, salvo en OnePlus, hacía tiempo que no se escuchaba un caso similar. Ahora Huawei afirma que todo forma parte de un plan para dar a sus usuarios mayor control, con un «modo de alto rendimiento» activable por el usuario.
La realidad es que los terminales son más eficientes con las frecuencias con las que suelen correr en los benchmarks, que son las máximas de diseño. Por encima de ellas, **el consumo crece exponencialmente, y con ello el calor^^. Liberar un modo de alto rendimiento o hacer parecer que la potencia es superior a la de fábrica no es beneficioso. La batería se reducirá mucho, y con el calor puede generarse un problema de estabilidad y de durabilidad de los componentes.
Los fabricantes, en vez de en puntuar bien en benchmarks, deberían centrarse en lo que hoy en día muchos ya hacen, es decir, garantizar la máxima fluidez y la mejor experiencia de uso para el usuario.