¿Es posible una biblioteca sin libros? Uno de los lugares en los que parece que no pasa el tiempo son esas grandes bibliotecas, con estanterías armadas de libros y silencio, mesas de madera y pasillos en donde se almacena una parte de la cultura de la Humanidad. Estos espacios son una de las imágenes más recurrentes de la literatura de Borges, que en su relato «La biblioteca de Babel» creó un universo que era una sala con todos los libros existentes.
Las bibliotecas son quizá de los pocos rincones que quedan por digitalizar. Aún permanecen grandes espacios físicos como reductos del conocimiento acumulado durante siglos, a pesar de las posibilidades que ofrece hoy el almacenamiento de la información. La mayoría han tratado de incluir recursos digitales, como la introducción de su catálogo en Internet para hacer búsquedas o sistemas de renovación de libros online.
El caso de BiblioTech es diferente a lo que estamos acostumbrados y puede marcar la tendencia del futuro. En un condado de Texas, Bexar County, se ha aprobado el proyecto para construir la primera biblioteca sin libros en papel. Todos los ejemplares serán digitales. De hecho, uno de los promotores de la iniciativa, el juez Nelson Wolff ha dejado muy claro cómo va a ser el espacio. “Si queréis haceros una idea de cómo será, id a una tienda de Apple”, comentó.
En Estados Unidos ya existen varios proyectos de biblioteca que disponen de ejemplares digitales para su préstamo, pero BiblioTech va a ser la primera sin libros físicos. Varias filas de mesas con ordenadores será el aspecto de este nuevo espacio. Los usuarios tendrán acceso a libros electrónicos que podrán transferir a sus dispositivos para leer. El lugar también ofrecerá recursos electrónicos para que los libros se lean allí mismo si así lo prefieren los visitantes.
¿Habrá algún tipo de biblioteca diferente de Internet en el futuro?
La conectividad está llegando a todas partes: el hogar, la oficina e incluso el bolsillo. Una persona puede estar hoy en día conectada a Internet las 24 horas del día, por lo que la forma más sencilla de acceder a información es navegar en la Web. De ahí que surja la duda de si serán realmente necesarias bibliotecas dentro de unos años.
Los proyectos de digitalización de la cultura están transfiriendo libros y todo tipo de información a servidores y discos duros. De esta forma es fácil que estos datos estén disponibles en la Red y accesibles a todos. Ésta es una de las ambiciones de Google, que lleva años llevando a cabo una extensa labor para convertir a formato digital una enorme cantidad de libros.
La decadencia del papel como soporte de información hace que cada vez más toda la información se vuelque en la Red. Ordenadores, tabletas, smartphones o e-readers se convierten en baúles de libros con sólo disponer de una conexión a Internet. De ahí que la necesidad de bibliotecas en el futuro se presente como algo difícil de ver.
Sin embargo, por el momento, la intención del proyecto BiblioTech es servir a las personas que quieran o necesiten consultar ejemplares de su catálogo, con una iniciativa accesible para todos y sin tener que disponer de grandes instalaciones. Aún queda tiempo para que todos los libros del mundo estén en esa biblioteca global de Borges, que sería Internet en este caso.
El reto de la digitalización
No toda la digitalización es tan sencilla como se puede ver en el vídeo. Hay cuestiones que van más allá de la labor industrial que aparece reflejada. Google ha tenido problemas e incluso ha sido multado por pasar a digital títulos sin permiso de la editorial o los creadores. Convertir en bienes virtuales obras con derechos de autor no es un proceso sencillo. A las complicaciones técnicas que pueda haber –sobre todo si se trata de ejemplares antiguos– se unen los trámites legales y los acuerdos con las empresas editoras.
A pesar de que los derechos de autor de una obra sólo se conservan por un periodo de tiempo determinado, hay otras labores que pueden actualizar estos derechos para las editoriales. Las nuevas traducciones o la modificación de las ediciones hacen que no todos los libros escritos hace un siglo estén liberados de propiedad intelectual.
Las dificultades técnicas son otro de los problemas. Hay una vasta cantidad de volúmenes muy antiguos cuya digitalización supone un reto para la propia supervivencia del ejemplar. La tecnología que se utiliza intenta cuidar este aspecto, pero cuanto más delicado es el libro más lento y costoso es el proceso.
Imagen: Flickr