No es el Gran Hermano de Orwell, pero trabaja sobre la misma idea de controlarlo todo. El análisis de datos masivos que genera Big Data comienza a tener también aplicaciones prácticas en la prevención del delito. Cada día aparecen nuevas propuestas, nuevos proyectos y nuevas herramientas para mejorar la seguridad en nuestras ciudades.
Una de las últimas novedades que ha caído en mis manos es la aplicación desarrollada por la empresa de ingeniería Eptisa para el Ayuntamiento de Madrid que responde al nombre de “Proyecto iPol-Inteligencia Policial”. Se trata de una propuesta realmente innovadora, que combina la funcionalidad de los sistemas de información geográfica con la tecnología de Geobúsqueda de Metacarta. Una vez consultadas las bases de datos de interés policial y contrastados los mismos con la información generada por otros medios – ya sean escritos o digitales – , iPol los sitúa sobre el mapa de Madrid.
El citado proyecto de Eptisa consta, como digo, de una aplicación web intuitiva y fácil de manejar, con un sistema cartográfico de la ciudad de Madrid (Sigma), con una tecnología de geobúsqueda de contenidos (Metacarta) y con un sistema de información geográfica (Esri) para confeccionar los mapas. Por su parte, iPol añade a este desarrollo la herramienta Crime Analyst, capaz de ofrecer a los responsables de la policía estadísticas de los delitos que se producen en los diferentes distritos de Madrid, detallando incluso las horas y los días de la semana en los que actúan los delincuentes.
Toda esta información no inmuniza contra el crimen, pero sí que puede ayudar a prevenirlo. ¿Cómo? Teniendo acceso a una visión puntual, detallada y ampliada de la delincuencia, que podrá ser así determinada y combatida de forma preventiva.
El hecho de poder detectar los focos donde se centra el problema de seguridad no significa que se erradicará de forma definitiva el problema de la delincuencia, pero sí supondrá una gran ayuda. Las fuerzas del orden – como no puede ser de otra manera – se irán familiarizando con el uso de Big Data para combatir el crimen de una forma más eficaz e inteligente. Como señala Shaun Hipgrave, consultor en seguridad de IBM, “se trata de facilitar el acceso a una información que antes no se tenía”. La policía podrá disponer, por ejemplo, de datos mucho más concretos sobre los focos de conflicto y sobre personas problemáticas dentro de una comunidad, una manzana de casas, una calle o un barrio.
Aunque el fin está suficientemente justificado – prevenir y en último caso impedir el delito -, el problema que plantea la utilización de Big Data es el de la privacidad de ciertos datos. El hecho de que las personas “investigadas”, por mucho que se quiera preservar el anonimato, terminan perdiendo en buena medida su derecho a la intimidad. La privacidad y la seguridad son dos principios fundamentales, aunque cada vez priorice más al primero que al segundo.
La utilidad del análisis de datos al servicio del orden público y de la seguridad ciudadana está resultando de gran utilidad en los delitos financieros y en la persecución de abusos sexuales de menores. La naturaleza internacional de ambos permite trabajar conjuntamente a policías de diferentes países.
En definitiva, una nueva prestación que Big Data nos ofrece para poder dormir más tranquilos.