A finales de febrero, el hospital Sant Vincent de Sidney se convirtió en el escenario de un avance médico que nos posibilita tener un corazón artificial total. BiVACOR TAH es una tecnología que permitirá salvar millones de vidas ante la baja disponibilidad de corazones para trasplante.
Un hombre de 40 años con insuficiencia cardíaca terminal sobrevivió más de 100 días con el dispositivo BiVACOR. Lo anterior, previo a recibir un trasplante. Antes de eso, cinco voluntarios habían recibido el corazón artificial con una duración entre 8 a 27 días (Shah, 2024).
La implantación de este primer corazón artificial fue posible gracias al programa Artificial Heart Frontiers de la Universidad de Monash.
En el procedimiento de seis horas, participó un equipo multidisciplinario. Sus integrantes eran: el cardiólogo Chris Hayward; el cirujano cardiotorácico y de trasplantes Paul Jansz; y miembros del equipo de ingeniería biomédica responsables del desarrollo del corazón artificial de titanio (Cassella, 2025).
¿Cómo funciona BiVACOR TAH?
El corazón humano es un músculo que se encarga de bombear la sangre a los distintos órganos del cuerpo. Este músculo está bajo el mando de un sistema eléctrico, o marcapasos. Dicho sistema determina la frecuencia y ritmo con que se produce cada acción de bombeo.
En el caso de BiVACOR TAH, se trata de un dispositivo compuesto por una carcasa de titanio, en cuyo interior se halla un disco giratorio que se sostiene por levitación magnética, similar a un electroimán. Esto permite un bombeo equilibrado hacia la circulación sistémica y pulmonar sin la necesidad de válvulas.
Adicionalmente, posee varias ventajas:
- La adaptación a los cambios en el flujo sanguíneo sin que se requiera una intervención externa.
- Su bajo peso, alrededor de 650 gramos.
- Su tamaño, que se adapta al tórax de una mujer o un niño de 12 años. (Arabía & Murray, 2023).
Ahora, hablemos de cómo ha sido desarrollado el BiVACOR TAH
Los primeros intentos de lograr un corazón artificial se remontan a alrededor del año 1935, con el desarrollo de una bomba de perfusión por Charles Lindbergh y Alexis Carrel. Más adelante, Adrián Kantrowitz creó en 1967 un corazón de refuerzo con el que logró que uno de sus pacientes sobreviviera 12 días (Arabía & Murray, 2023).
En el caso de BiVACOR TAH, su desarrollo estuvo a cargo del ingeniero biomédico Daniel Timms y su equipo, quienes publicaron sus primeros avances de ensayos in vitro en el 2008.

Posteriormente, realizaron pruebas con modelos animales y pruebas de adaptación anatómica con modelos de tórax 3D en 2020.
Finalmente, lograron la implantación en voluntarios en Texas, Estados Unidos. El primero de estos se realizó en octubre de 2024 con una duración de 8 días previo al trasplante (Emmanuel et al.,2022) (Shah, 2024).
¿Cuál es el siguiente paso para BiVACOR TAH?
Los resultados son prometedores, aunque persisten varias dudas:
- Cuánto sería el tiempo que podría funcionar en un cuerpo humano.
- La fuente de energía con la que se mantendría el dispositivo. Al estar conectado a una fuente externa limita a los pacientes al dormir o tomar un baño.
- La posibilidad de desarrollar un sistema de carga inalámbrica (Kleinheyer,2023).
No obstante, el desarrollo de corazones artificiales presenta distintos retos. Desde complicaciones asociadas al procedimiento como sangrado, infecciones; a la adaptación del flujo sanguíneo para realizar actividades de la vida diaria.
La tecnología de los corazones artificiales totales cambia constantemente. Ha sido un camino de casi un siglo en busca del dispositivo que nos permitirá salvar vidas. Pasando de una simple bomba de vidrio a mecanismos que buscan ser funcionales, confiables y seguros. Es de esperar que a futuro dispositivos como BiVACOR TAH, junto con equipos multidisciplinarios, logren reducir la mortalidad asociada a la insuficiencia cardíaca sin la necesidad de esperar por un donante.