Las futuras carreteras holandesas serán modulares, de plástico reciclado y se ensamblaran mediante un sistema de traba por presión que permitirá su fácil desmontaje en caso necesario
Datos del Global Innovation Index, publicados por la Universidad de Cornell –Australia–, la escuela de negocios INSEAD y la Word Intellectual Property Organization, sitúan a los Países Bajos en el 5º puesto del top 10 de los países más innovadores y tecnológicos del mundo. Un merecido puesto que responde a los avances tecnológicos en materia de eficiencia energética y sostenibilidad urbana que se están implantando de forma pionera en las principales ciudades holandesas. De hecho, Holanda vuelve a ser noticia por un interesante proyecto urbano para la construcción de carreteras de plástico reciclado a partir de los residuos recuperados por los océanos de todo el mundo.
VolkerWessels es la empresa constructora responsable de este ambicioso proyecto de sostenibilidad urbana que pretende revolucionar los métodos convencionales de construcción de las infraestructuras para la comunicación y transporte, a partir de paneles modulares de plástico reciclado de alta densidad que se acoplan entre sí como si de un LEGO se tratara. Este nuevo concepto de vial, similar al planteado en la ciudad holandesa de Krommenie para su carril bici solar, reducirá los plazos de ejecución de estas infraestructuras, además de permitir un fácil montaje y desmontaje en caso de trabajos de mantenimiento, ampliación de viales o la creación de desvíos provisionales por obras.
El diseño de las carreteras de plástico reciclado de VolkerWessels están basadas en el sistema de traba por presión del popular juego de construcción de LEGO, incorporando en su sección todos los espacios necesarios para el paso de las instalaciones básicas y los registros necesarios para facilitar el acceso de los técnicos para trabajos de mantenimiento y reparación. Este innovador planteamiento supone un avance sin precedentes en el campo de la ingeniería civil, ya que permitirá un fácil montaje y desmontaje de trazados completos de carretera según las necesidades del momento.
Además, según los ingenieros responsables del proyecto, este planteamiento es ideal para la construcción de carreteras sobre los terrenos pantanosos y/o arenosos de los Países Bajos. Pero las ventajas de este nuevo concepto de carretera modular es doble, ya que la propuesta plantea la sustitución del asfalto tradicional por la reutilización de los 8 millones de toneladas de residuos plásticos que reciben cada año los océanos del mundo.
Según los informes que maneja la compañía, el uso de mezclas asfálticas como aglomerante para la construcción de carreteras, autovías o autopistas supone la emisión de 1,6 millones de toneladas de CO2 al año, además de alcanzar prácticamente el 2% del total de las emisiones del transporte terrestre.
En estos momentos, el proyecto se encuentra en fase de desarrollo y viene a engrosar el nutrido listado de proyectos innovadores que se están desarrollando actualmente en el país, para abordar problemas urbanos desde una perspectiva sostenible y eficiente. Lo más interesante de estos planteamientos es que son completamente compatibles entre sí y podrían mejorar aún más si cabe la tasa de beneficios trabajando de forma conjunta.
A nivel de infraestructuras terrestres, Holanda cuenta con interesantes proyectos experimentales que pronto serán realidad como su plan para reducir a cero el gasto energético de la iluminación de su sistema viario, a partir de carreteras fotoluminiscentes. Esta iniciativa se enmarca dentro del plan holandés por minimizar el impacto energético urbano con planteamientos innovadores como la puesta en marcha del primer carril bici solar del mundo en la ciudad de Krommenie.
Imágenes | vía VolkerWessels