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Carreteras verdes, el próximo reto de la tecnología

Científicos franceses emplean residuos de microalgas para fabricar bioasfalto, que podría emplearse en el futuro para construir carreteras más verdes.

La biotecnología se ha convertido en una de las herramientas clave para asegurar un futuro sin combustibles fósiles. La dependencia del petróleo y su uso en múltiples aplicaciones de nuestra vida diaria son dos de los retos más importantes del siglo XXI. Por suerte, unos organismos vivos minúsculos, imperceptibles para el ojo humano, conocidos como microalgas, podrían esconder el ‘secreto verde’ mejor guardado.

Si bien es cierto que la búsqueda de alternativas al petróleo se antoja compleja, las microalgas presentan características muy interesantes por su eficiencia en la fijación de dióxido de carbono y su ubicuidad en variados ecosistemas. Estos seres vivos son estudiados hoy en la producción de biocombustibles, una fuente energética que podría ayudarnos a reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles.

La investigación con microalgas ha llevado a desarrollar plantas experimentales como la que mantiene AlgaEnergy en el aeropuerto de Barajas. No es, sin embargo, la única aplicación que podrían tener estos organismos en el transporte. Y es que según un estudio publicado en la revista ACS Sustainable Chemistry & Engineering, las microalgas también podrían servir para fabricar las carreteras del futuro.

Bioasfalto hecho con microalgas

A día de hoy, las carreteras se construyen con asfalto, una sustancia viscosa, pegajosa y de color negro derivada de los hidrocarburos. Ésta se emplea como ligante de los pavimentos, aunque la investigación desarrollada en el CNRS y la Universidad de Nantes podría mejorar su aplicación.

El trabajo de los científicos franceses ha permitido utilizar los productos derivados de las microalgas del género Scenedesmus. Estos residuos podrían aprovecharse tras un tratamiento de licuefacción térmica, un proceso aplicado normalmente para convertir la biomasa en energía.

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La licuefacción permitió aprovechar los residuos de microalgas que se obtienen, por ejemplo, tras su uso en la industria cosmética. De esta forma se refinan restos que antes no era aprovechables, con el objetivo de lograr un bioasfalto bastante similar al ligante que hoy en día se emplea en la construcción de carreteras. Ambos comparten similitudes como el color negro o las propiedades reológicas, pero su origen es más sostenible en el caso del bioasfalto de microalgas.

La elevada eficiencia de conversión conseguida, cercana al 55%, permite pensar que en el futuro también podríamos reducir la dependencia del petróleo en obras de ingeniería civil. Las microalgas ya no son únicamente una sólida alternativa como fuente de biocombustibles, sino que este trabajo muestra su potencial para fabricar bioasfalto y dejar de usar derivados de hidrocarburos.

Imágenes | Pixabay, Eva Decker (Wikimedia)

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