Planean pulverizar dimininutas partículas de agua para disipar las partículas nocivas del aire y lograr reducir el alarmante número de muertes prematuras por problemas respiratorios
Las consecuencias de la rápida expansión y crecimiento de la economía China han convertido la calidad del aire del país en un grave problema sanitario para los habitantes de las ciudades más pobladas. Beijing quizá sea una de las caras más evidentes de la contaminación extrema que sufre el país, pero este problema medioambiental se extiende por igual hacia todos los rincones del país asiático, con cerca de 20 ciudades entre las más contaminadas del mundo. Como consecuencia de la alerta emitida por la ciudad de Pekín, el gobierno ha decidido tomar cartas en el asunto incorporando cañones de niebla artificial para disipar las partículas nocivas del aire y combatir las escandalosas tasas de contaminación en China.
Los niveles extremos de dióxido de carbono procedentes del potente tejido industrial chino y la extrema densificación del tráfico urbano, superan ya entre 20 y 40 veces los límites recomendados. Siendo Beijing una de las más afectadas, con niveles superiores a los 800 microgramos de partículas contaminantes en el aire, según datos de la OMS.
El fuerte desarrollo económico experimentado en los últimos años ha impulsado una industrialización masiva del país, y con ello, la construcción de potentes infraestructuras para interconectar los nuevos desarrollos urbanos. La imparable expansión de estas grandes urbes de hormigón y acero, han provocado un fuerte desequilibrio medioambiental que se acentúa entre las ciudades más pobladas del país asiático.
Con un modelo económico que potencia el sector industrial y el uso masivo del transporte individual, en detrimento de otros sectores económicos, se ha disparado el consumo energético de un país que basa sus fuentes de energía en el uso masivo del carbón y los combustibles fósiles. Sin embargo, las graves consecuencias sanitarias y medioambientales de la contaminación extrema han obligado a tomar medidas disuasorias para reducir la densidad del tráfico e incentivar el uso de vehículos eléctricos.
Evidentemente, estas medidas no son suficientes para mejorar la calidad ambiental en las ciudades más afectadas y lograr reducir las cerca de 1,2 millones de muertes prematuras que se producen como consecuencia directa de la pésima calidad del aire. Por eso China ha optado por incorporar un novedoso método de neutralización de las partículas contaminantes que flotan en el aire como medida transitotia, basada en la instalación estratégica de cañones de niebla artificial.
Esta tecnología consiste en la instalación de turbinas en las calles de la ciudad para crear una especie de niebla artificial a partir de la nebulización de agua, con el objetivo de que las diminutas partículas de agua en suspensión neutralicen las partículas contaminantes para no ser respiradas por la población.
Quizá resulte paradójico que, en una sociedad tan acostumbrada a los excesos, se tenga que recurrir a una solución tan artificiosa como el propio modelo económico que ha generado esta situación de insostenibilidad medioambiental. Pero si con ello se consigue reducir los alarmantes índices de concentración de partículas contaminantes en el aire, y por tanto, el número de muertes prematuras por problemas respiratorios, bienvenido sea.
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