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Un científico chino rescata un antibiótico soviético para luchar contra las superbacterias

El estudio puesto en marcha por el laboratorio chino pretende verificar las pruebas hechas en la Unión Soviética con el fin de poder emplear el antibiótico en la actualidad.

Las superbacterias son microbios que han sido capaces de mutar generación tras generación hasta hacerse resistentes a los antibióticos más comunes. Se estima que este tipo de bacteria acabará matando directa o indirectamente a aproximadamente 10 millones de personas cada año a partir de 2050. Pese a que estos datos pueden sonar muy alarmantes, por ahora lo que se está tratando es de luchar contra estas superbacterias, a través de estudios y pruebas; por lo tanto, que no cunda el pánico todavía porque hay visos de posibles curas.

Como el caso de la albomicina δ2 (delta dos). La historia de este antibiótico comienza pocos años después de la II Guerra Mundial, en 1947. Cuando un grupo de científicos soviéticos liderados por el biólogo Georgii Frantsevich Gause consiguieron aislar las albomicinas a partir de otras bacterias del suelo, las Streptomyces griseus. Este antibiótico se usó en la antigua Rusia durante varios años con el fin de acabar con infecciones bacterianas. Y está científicamente probado como lo indica un artículo del propio Frantsevich en la revista especializada British Medical Journal.

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Centro de investigación médico

La reutilización de la albomicina

El grupo científico que encabeza el chino Yun He ha logrado ahora sintetizar en el laboratorio una de estas albomicinas δ2. Algo ya de por sí heróico, como ha establecido el microbiólogo español Domingo Gargallo-Viola presidente de la Asociación para el Descubrimiento de Nuevos Antibióticos en España. Según él, “la albomicina δ2 es muy grande y han conseguido sintetizarla. Eso en sí ya es un hito, porque podrán intentar introducir cambios para mejorar sus características antibióticas”.

Yun He y su equipo han publicado recientemente un estudio en la revista Nature Communications donde afirman que ya han puesto en marcha diferentes estudios para poder verificar las palabras de Frantsevich, y con ello, poder avanzar en el estudio de las albomicinas para intentar conseguir un «nuevo arma» contra las temidas superbacterias.

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