Acabas de regresar de tu merecido descanso veraniego, pero parece que nunca te hubieras ido. Sientes irritabilidad, dificultad para conciliar el sueño o para concentrarte, cansancio o una sensación de profunda apatía y tristeza e incluso malestar físico. No es que no te guste tu trabajo o que no estés agradecido por tener uno. Estás padeciendo alguno de los síntomas de lo que se conoce como depresión o estrés postvacacional.
Un síndrome controvertido, cuya mera existencia cuestionan muchos profesionales de la salud, y al que otros atribuyen una incidencia de al menos el 30 por ciento de los trabajadores en activo. Otras fuentes consideran que estas estimaciones se quedan cortas y calculan que afecta al 45 por ciento de la población española.
Qué es la depresión postvacacional
La depresión postvacacional es un proceso adaptativo, no una enfermedad, que debemos afrontar para volver a acostumbrarnos al mundo del trabajo después de un período de libranza prolongado, lo que nos lleva a sentir ansiedad, angustia o inestabilidad emocional. En general, se supera en unos 15 días, pero si los síntomas persisten, lo más indicado es consultar a un profesional, ya que podría haber detrás otros problemas más serios.
Cómo superar el estrés postvacacional
He recopilado algunos consejos para que puedas sobrellevar mejor el inicio de curso y la el retorno a tu día a día sin sufrir depresión postvacacional:
- Si tus circunstancias te lo permiten, intenta dividir tus vacaciones en varios períodos a lo largo del año. La incidencia es mayor en las personas que toman todas sus vacaciones seguidas.
- Regresa a casa un par de días antes de la reincorporación para irte habituando de forma progresiva a los antiguos horarios y rutinas. Una vuelta relajada hace que retomar lo cotidiano no se nos haga tan duro.
- Modera el consumo de alcohol y cafeína. El alcohol es un depresor del sistema nervioso central que puede agravar los síntomas de apatía, depresión y astenia provocados por el síndrome postvacacional. El café y las bebidas con cafeína, por su parte, agudizan los síntomas de estrés.
- Retoma tus hábitos de sueño. Trata de evitar las siestas hasta que hayas recuperado tus ritmos de descanso habituales. Procura readaptar tu horario para dormir ocho horas.
- Haz deporte. Te ayudará a liberar endorfinas y a sentirte más relajado y en paz contigo y con el mundo.
- No te exijas al máximo desde el primer día. Necesitas rodarte un poco para volver a estar a pleno rendimiento. Date un tiempo razonable e intenta poner límites a quienes esperan que funciones a toda máquina desde el comienzo.
- Empieza por lo que te gusta. Si abordas antes las tareas más gratas, llevarás mejor la vuelta al trabajo.
- Mantén una actitud proactiva y positiva en la oficina. Esfuérzate por no ver el trabajo como una carga. Te ayudará mucho más a sentirte mejor que pensar que regresar es una catástrofe.
- Prolonga el espíritu de las vacaciones y habilita espacios para seguir divirtiéndote durante el año. ¿Tienes un hobby? Es el momento de recuperarlo. ¿Hace tiempo que no ves a tu familia y amigos? Propicia ocasiones para retomar el contacto después del parón estival. Como recomienda el vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), José Antonio López, “aún quedan horas de luz, una temperatura que permite pasear, alarguemos el verano unas semanas, salgamos uno o dos días entre semana, y busquemos nuevos estímulos que nos hagan sentirnos algo más vivos”.
Pero todas estas recomendaciones pueden resumirse en una: ¡Ten paciencia! Antes de que te des cuenta, las aguas habrán vuelto a su cauce. ¡Feliz retorno de vacaciones!
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