Si hablamos de electricidad y cuerpo humano, nos vendrá a la mente el concepto de bioelectricidad. Nuestras células y neuronas, por ejemplo, se comunican mediante impulsos eléctricos. De ahí que las máquinas funcionen como lo hacen, inspirándose en cómo funcionamos animales, plantas y bacterias. Vamos, que la electricidad está en la naturaleza mucho antes de que el ser humano la usara para hacer funcionar máquinas.
Pero precisamente porque la electricidad está en tantos ámbitos de la naturaleza y podemos generarla de tantas maneras distintas, es normal preguntarnos si nosotros mismos somos capaces de generar electricidad. Para que nuestro cuerpo humano funcione está claro que sí. Pero, ¿seríamos capaces de crear electricidad y aplicarla a baterías o dispositivos electrónicos?
La ciencia ficción va muy avanzada en este aspecto. La saga Matrix tiene esta premisa en su historia: seres humanos que generan electricidad para las máquinas que los esclavizan. Y el anime japonés o los cómics y películas de superhéroes nos han acostumbrado a ver cómo seres humanos utilizan la electricidad como arma. Pero la realidad tampoco va tan desencaminada. Veamos algunos ejemplos de aproximaciones que han hecho la ciencia y la tecnología para responder a la gran pregunta: ¿puede el cuerpo humano generar electricidad?
Convertir el calor del cuerpo humano en electricidad
El cuerpo humano puede generar energía mediante el calor que desprende y mediante su movimiento. Es decir, energía térmica y energía cinética. Precisamente, la energía cinética, la del ejercicio físico, fue la primera en utilizarse para mover cosas. Desde transportar mercancías a accionar maquinarias como las de los molinos o las grúas. Pronto, el ser humano se apoyó en los animales, más fuertes y resistentes, para realizar esta función. Luego vendría el vapor, la electricidad, los motores de combustión, etc.
Así puedes, el ser humano es capaz de generar energía, pero la dificultad está en convertir esa energía en energía eléctrica. Lo que llamamos electricidad. Con todo, hay varios investigadores que han querido lograr este fin, algo que cambiaría mucho la manera en que dependemos de fuentes externas para generar electricidad.
En 2021, por ejemplo, una empresa suiza surgida de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich decía que “cada adulto libera una media de tres kilovatios por hora de energía, una cantidad que podría hacer funcionar un televisor LCD durante 30 horas”. Estas declaraciones son de Franco Membrini, fundador de la empresa en cuestión, Mithras. Para concretar, se refería a la energía que el cuerpo humano desprende en forma de calor, energía térmica.
¿Cómo convertir el calor que desprendemos en electricidad? La propuesta de Mithras consiste en emplear un generador termoeléctrico, que como indica su propio nombre, aprovecha la diferencia de temperatura entre nuestro cuerpo y el ambiente para generar electricidad. Y, según explican sus creadores, basta una diferencia de un grado para empezar a trabajar. En la actualidad, esta empresa trabaja con fabricantes de relojes y pulseras inteligentes para alimentar estos dispositivos con el calor del portador en vez de conectándolo a la toma de corriente eléctrica. Y también ofrece su tecnología en implantes y sensores inalámbricos.
Generar electricidad pisando el suelo
El ejemplo anterior es la versión más tecnológica de algo que el ser humano ha ido probando e implementando durante generaciones. El ejemplo más directo lo encontramos en los relojes cinéticos. Se trata de relojes de muñeca que se alimentan del propio movimiento de nuestro brazo o muñeca. Aunque no son muy populares, siguen vendiéndose desde que se dieran a conocer en 1986 por parte del fabricante japonés Seiko.
Pero hay más intentos de usar el cuerpo humano de generador de electricidad. Sin ir más lejos, aprovechando las pisadas que damos a diario mientras vamos de aquí para allá. Empleando un sistema en apariencia tan simple como una superficie que pisar, un resorte y un muelle. Cuantas más personas pasen por encima, mejor. De este tipo de sistemas se han diseñado muchos. Uno de ellos se dio a conocer en 2014 y afirmaba producir 5 vatios de electricidad por cada paso.
En la actualidad, esta tecnología se ofrece en tres versiones. Una para para lugares públicos, integrado en la arquitectura del lugar, y otras dos para actividades lúdicas relacionadas con el juego y el baile. Dos actividades que, por otra parte, hacen que el cuerpo humano emplee mucha energía. Y ese movimiento puede emplearse para generar electricidad.