De esperar horas a minutos: así funciona la carga rápida en smartphones

Ante la lenta evolución de las baterías y de la tecnología detrás de ellas, la carga rápida es uno de los elementos que en muchas ocasiones salva al usuario en días de uso intensivo. Vemos cómo funciona y sus efectos.

Cuando en BlogThinkBig.com hablamos sobre baterías, solemos hacerlo sobre las investigaciones y tecnologías más prometedoras del mañana, o bien sobre cómo mejorar con trucos las actuales. Hace ya tiempo que hemos llegado a la conclusión de que hasta que llegue algo revolucionario, más allá de mejorar año a año, y poco a poco, la densidad, es difícil que el panorama cambie mucho. Pero por suerte, desde 2013, Qualcomm ha estado desarrollando lo que llaman QuickCharge o carga rápida, y que otros fabricantes han ido diseñando para adecuar a sus productos.

Así, en tan sólo 3 años, la solución funciona 4 veces más rápido que un cargador estándar, el doble de rápido que en su primera versión, y un 38% más rápido que en su segunda. Aunque no llegue a solucionar los problemas de batería que tenemos con los smartphones, es bueno saber que ahora, como por ejemplo ha mostrado Oppo con SuperVOOC  (solución propietaria) en el MWC 2016, podemos cargar 2500 mAh en 15 minutos.

Funcionamiento y efectos de la carga rápida

Como hemos visto, además del sistema de Qualcomm, algunas marcas o fabricante de chips también han creado su sistema propietario de carga rápida. Tenemos Pump Express Plus de Mediatek, la solución de Oppo, la de Huawei, que por otra parte es muy prometedora. Ante la variedad, es difícil decir que todas funcionan de la misma manera, pero hay aspectos comunes a todas ellas que explicaremos.

Lo primero es saber que todo depende del cargador. El smartphone tiene que soportar la carga rápida, pero sin un cargador que integre uno de las tecnologías, la carga será lenta. Hasta ahora, lo normal era encontrar cargadores con 5 voltios en el apartado del voltaje y 1 amperio de intensidad. Los cargadores con carga rápida habilitada se basan en diferenciales de voltaje, pudiendo regular entre 9, 12 y en algunos casos 20 voltios. Los sistemas más modernos permiten al smartphone adecuar el voltaje con intervalos más pequeños, lo que permite mayor eficiencia y sobre todo, menos calentamiento, que es el principal enemigo de las baterías.

¿Como evitar la degradación? Básicamente, limitando el tiempo que la carga rápida está activa. Por eso se suelen prometer cargas que se realizan durante ciertos períodos pero que luego se ralentizan. Gracias a controlarlo todo bien con el procesador, no debería haber problemas, ya que los fabricantes hacen pruebas durante meses hasta que dan aprobación. Igualmente ocurre con dejar el teléfono conectado por las noches: no hay problema. Cuando alcance la carga óptima, dejará de consumir energía y finalizará la carga.

Imagen: Qualcomm

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