¿Cuál es la diferencia entre el phishing y el malware?

En la era digital actual, la conectividad nos proporciona acceso inmediato a información, servicios y personas de todo el mundo. Sin embargo, esta misma conectividad también nos expone a un número cada vez mayor de ciberamenazas. Diariamente surgen nuevas formas de ciberataques que avanzan a un ritmo sorprendente, lo cual dificulta comprender y prevenir todos los riesgos a los que estamos expuestos. 

Entre las amenazas más comunes y se encuentran el phishing y el malware, cada vez más frecuentes y sofisticadas. De hecho, un informe de Cybersecurity Ventures, programa de aceleración internacional de start-ups de ciberseguridad, estima que el costo global del cibercrimen alcanzará los 10.5 billones de dólares anuales para 2025, con el phishing y el malware como principales responsables. 

A menudo, confundimos estos términos o no comprendemos bien cómo operan, lo que incrementa nuestra vulnerabilidad. En este post, exploraremos las diferencias entre phishing y malware.

¿Qué es el phishing?

El phishing es una técnica de engaño en la que los atacantes “lanzan anzuelos” para captar a usuarios desprevenidos, como si estuvieran pescando, de ahí el nombre. Al igual que un pez que muerde el anzuelo, la víctima cae en la trampa. El ciberdelincuente se hace pasar por una entidad de confianza, como un banco o una red social, para obtener información confidencial. De esta forma roba la identidad del usuario y tiene acceso a toda su información personal.

Este tipo de ataque puede presentarse en situaciones cotidianas: desde un correo que parece ser de tu banco indicando que tu cuenta ha sido bloqueada y necesitas “verificar” tu información, o un mensaje de “soporte técnico” de una empresa que ya conoces, alertándote de actividad sospechosa en tu cuenta. Sin saberlo, muchas personas hacen clic en estos enlaces, proporcionando datos personales como contraseñas o números de tarjeta de crédito, que luego el ciberdelincuente puede usar para robar dinero o acceder a cuentas privadas. 

A medida que el phishing ha evolucionado, se ha vuelto más específico y difícil de identificar, convirtiéndolo en una amenaza cada vez más compleja. Por eso, reconocer estos “anzuelos” digitales es esencial para protegerse de ellos. 

Es común que el phishing se presente como correos electrónicos o mensajes que contengan errores gramaticales o que utilicen un tono alarmista, como «¡Su cuenta ha sido bloqueada!», todo para captar tu atención. Para asegurarse, verifica siempre la dirección del remitente y desconfía de enlaces que te redirijan a páginas que no parezcan legítimas. Como dice el dicho: “Si algo parece demasiado bueno para ser cierto, probablemente no lo sea”. 

¿Qué es el malware?

Otra de las amenazas de hoy en día es el malware, abreviatura de «software malicioso». Es un término que se refiere a programas diseñados para infiltrarse en dispositivos y sistemas informáticos con la intención de causar daño, aprovechando para robar información o realizar actividades no autorizadas. A diferencia del phishing, que se basa en engañar a los usuarios para que revelen información personal, el malware actúa en segundo plano, afectando a dispositivos sin que los usuarios lo noten. 

Existen diferentes tipos de malware, como virus, gusanos, troyanos y ransomware. Por ejemplo, un virus se integra en archivos legítimos y se propaga cuando estos archivos se comparten o ejecutan, mientras que un gusano se propaga automáticamente a través de redes sin necesidad de intervención del usuario. El ransomware bloquea el acceso a los archivos de un usuario y exige un rescate para liberarlos, pudiendo perder datos en el proceso. 

Las experiencias de los usuarios con malware son alarmantes. El malware puede infiltrarse en dispositivos a través de correos electrónicos infectados, descargas de software no seguro o incluso redes WiFi públicas, lo que resalta la importancia de mantenerse alerta. Además, la naturaleza oculta y disimulada del malware lo convierte en una amenaza que puede tener consecuencias graves para individuos y organizaciones. 

Detectar malware puede ser más complicado, pero hay señales que pueden alertarte. Si tu dispositivo comienza a funcionar más lentamente de lo habitual, si se presentan ventanas emergentes inusuales o si aplicaciones se abren sin tu autorización, es posible que haya malware en tu sistema. 

 

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