El departamento de I+D de Telefónica y el Instituto de Interacción Humano-Ordenador de la Universidad de Carnegie Mellon han llevado a cabo un estudio acerca de las consecuencias de desactivar las notificaciones del teléfono móvil durante 24 horas.
Hoy en día es casi imposible imaginar un mundo en el que no recibamos continuamente en nuestros smatphones notificaciones de toda índole, ya sean correos electrónicos, Whatsapps, mensajes de textos, llamadas perdidas o avisos sobre los “likes” que nos dan través de las diversas redes sociales. Luz Rello y Martin Pielot, contando con el apoyo del Departamento de I+D de Telefónica y el Instituto de Interacción Humano-Ordenador de la Universidad de Carnegie Mellon, han realizado el estudio “Do not Disturb” con el que se pretende mostrar las consecuencias al desactivar por completo las notificaciones de nuestros dispositivos. Puedes leer el post original sobre el estudio en el blog Martin’s Blog.
Para poder llevar a cabo este estudio, Luz y Martin han contado con la colaboración de 30 voluntarios que han desactivado las alertas de todos sus dispositivos y los distintos servicios durante 24 horas. Para ello, el equipo de investigación se ha cerciorado de que todos los participantes tengan sus dispositivos correctamente “capados” desde el panel de los ajustes generales de cada dispositivo, asegurándose así de que no recibirán ninguna alerta.
Otro de los pasos imprescindibles para poder estudiar la influencia de las notificaciones en las personas han sido los dos test que se les ha realizado a cada uno de los participantes. El primer test se realizó durante un día de uso normal de los dispositivos mientras que el segundo de ellos, basándose en una entrevista, se completó al terminar el experimento. Gracias a la comparativa de ambas pruebas, se han podido apreciar los siguientes resultados:
Se reduce la interacción con el móvil
La ausencia de notificaciones supuso un descenso significativo de cómo los participantes perciben su compromiso con su Smartphone. Por ejemplo, el participante número 2 afirmó haber olvidado su teléfono móvil en el trabajo.
Aumento de la productividad
Uno de los aspectos más esperados por este equipo de investigación es que ante la ausencia de notificaciones los voluntarios experimentaron un incremento en su productividad en el trabajo. Varios de los participantes afirmaron haberse sentido menos distraídos y más productivos.
La falta de notificaciones hace que se pierda información
Ante tal desconexión, alguno de los participantes reconoció sentirse como si estuviera “perdiendo información”, ya que, por ejemplo, el participante número 12 hizo enfadar a un amigo suyo al no contestar el teléfono. Fue entonces cuando el participante fue consciente de que su amigo estuvo toda la tarde con el teléfono en la mano. Este aspecto coincide con el El experimento de Zeiler.
El experimento de Zeiler
En 1971, el psicólogo Michael Zeiler se dedicó a estudiar el comportamiento de tres palomas blancas. El ejercicio consistía en recompensar a las palomas con comida cada vez que realizasen un comportamiento deseable. Durante algunos ensayos, Zeiler programó la dispensación de la comida cuando las palomas picoteasen el botón. En otras ocasiones, solo se les entregaría la comida en algunas franjas de tiempo y otras veces las palomas picoteaban, el botón emitía una luz roja pero era en vano.
Zeiler observó que las palomas blancas picoteaban casi el doble de veces cuando la recompensa no estaba garantizada y que sus cerebros liberaban mucha más dopamina cuando la recompensa era inesperada e impredecible. El cerebro de los humanos reacciona de la misma manera frente a la incertidumbre que crea el juego.
Todas las redes sociales funcionan de manera similar al experimento de Zeiler y sus palomas blancas. Cada vez que posteamos una foto, una noticia… tentamos a nuestros seguidores para que pulsen ese botón rojo. En este caso la comida de las palomas blancas son los “likes” que se recogen en nuestras publicaciones.
El problema de la adicción a las redes sociales es que un post con muchos “me gusta” implica un gran reconocimiento, es la medida de tu popularidad, de tu éxito social. Por otro lado, un post con cero “likes” implica poco reconocimiento social, una condena pública al olvido y un dolor sufrido en privado. Por esa razón es tan adictiva. Por qué buscamos esa retroalimentación de nuestros conocidos, que nos suba la autoestima, y nos sentimos con un subidón de dopamina cada vez que una de nuestras publicaciones recolecta un gran reconocimiento, por qué no está asegurado su éxito. Es por esa razón por la que en muchas ocasiones miramos en móvil a ver si tenemos alguna notificación.
Diversas reacciones en cuanto al estrés
Curiosamente, el estudio “Do not Disturb” no mostró efectos significativos en cuanto al estrés. Los participantes, al ser preguntados si se sentían estresados o relajados, contestaron de manera muy dispar. Algunos de ellos reconocieron sentirse estresados al reconocer que perdían información al no disponer de las notificaciones. Por otro lado, reconocieron que, en ocasiones, se sienten estresados al recibir muchas notificaciones que interrumpen su trabajo.
Reducción de la sensación de conexión social
Lo que sí que reveló está investigación es la relación entre las notificaciones y lo unidos que nos sentimos emocionalmente a nuestro grupo social. Ante la afirmación “Me sentí conectado a mi grupo social” descendió significativamente el número de respuestas. Dato que contrasta claramente con que la desconexión de las notificaciones ayudó a la concentración y a la productividad en el puesto de trabajo.
Reacciones muy dispares
Las contestaciones durante la fase de entrevista posterior al periodo de estudio, dejó dispares reacciones de los participantes. El participante número 22 no dudó en afirmar que: “!Fue increíble! ¡Me sentí liberado¡” Por otro lado, el participante número 4 reconocía que se sentía “paranoico” al no poder perderse alguna notificación referente a sus amigos. También se han encontrado casos como el del participante número 25 al que no le supuso un gran problema pues, habitualmente, no era una actividad que realizará con frecuencia en su día a día.
Signos de saturación de las notificaciones
Una vez concluido el estudio, dos tercios de los participantes reconocieron que este ejercicio les hizo reflexionar sobre el uso de las notificaciones. Además, indicaron tener la intención de reducir el uso de las misma. Un tercio de ellos planeaba tener una gestión más consciente de las notificaciones.
Esto demuestra la importancia que ha tomado la mensajería instantánea como Messenger, Whatsapp, etc. Las personas dependen del sistema de alarmas hasta el punto de reconocer que no prescindirán de ellas por completo en ninguno de los casos.
Luz y Martin, volvieron a contactar con 22 de los participantes para contrastar la gestión de las notificaciones con el paso de dos años. Más del 75% de los participantes redujo el uso de notificaciones al que están expuestos debido a una saturación.
Conclusiones
El estudio muestra como conclusión que el acto de desactivar las notificaciones de nuestros diferentes dispositivos nos puede proporcionar una serie de efectos positivos. El impacto de las notificaciones en las personas es negativo ya que contribuyen a la distracción y la disminución de la productividad en el trabajo.
Además, una de las conclusiones a las que se llegó es que tenemos una sobrecarga de notificaciones y nos volvemos ciertamente dependientes de ellas, ya que muchos de los participantes se mostraron preocupados a la hora de no recibir esas alertas sabiendo que estaban perdiendo información al no sentirse conectados a su entorno social.
Una vez concluido el estudio, los voluntarios volvieron a activar las notificaciones de los diferentes servicios. Alrededor de un tercio de los participantes expresaron la intención de desactivar algunos servicios de alerta en el futuro.