Al dormir bien el cerebro es capaz de limpiarse de toxinas, con lo que la calidad del sueño es un aspecto crítico para su salud.
El estudio realizado en la University of Rochester Medical Center (en el estado de Nueva York) ha encontrado evidencia de que dormir bien es crítico para la limpieza del cerebro. Es durante la fase de sueño no REM (contraria al REM o MOR, por sus siglas en español, sueño de movimientos oculares rápidos) cuando se dan las circunstancias óptimas para que trabaje el sistema glinfático, encargado de eliminar los productos de deshecho del sistema nervioso central (cerebro y médula espinal).
El trabajo refuerza los vínculos que ya se habían encontrado anteriormente entre el envejecimiento, la falta de sueño y el riesgo de Alzheimer. Se añade a otras evidencias que se han encontrado que apuntan que la calidad del sueño o la falta de este pueden predecir el comienzo de esta enfermedad o de la demencia senil.
Los investigadores realizaron experimentos con ratones anestesiados. Para ello emplearon seis regímenes diferentes de anestesia. En cada uno de ellos exploraron mediante el registro eléctrico de las ondas neuronales, el comportamiento de su cerebro y la limpieza que este practicaba.
El sistema glinfático es a quien corresponde la limpieza de los desechos que genera la actividad cerebral. Y, como la acumulación de proteínas tóxicas como la beta-amiloide y la tau, se asocia con el Alzheimer, los investigadores especulan con que los impedimentos a la función del sistema glinfático contribuyen a la aparición de la enfermedad.
El sueño, un bien escaso
En muchas situaciones de hoy en día, dormir bien se ha convertido en una epopeya irrealizable. Nuestros hábitos de sueño se ven condicionados por el trabajo, la vida familiar o nuestras pautas de ocio.
Sin embargo, el interés por ganar calidad de sueño es algo que pocos discuten. Precisamente en este punto es donde se engarza el estudio realizado en la University of Rochester Medical Center. El trabajo también apunta que tratar de aumentar el sueño de una forma artificial podría manipular el sistema glinfático.
De hecho, los investigadores sugieren que las dificultades cognitivas que tienen algunas personas mayores tras someterse a una operación con anestesia se deberían a la alteración de este sistema glinfático, entre otros motivos.
En cualquier caso, tanto este como otros estudios hacen referencia sobre todo a la calidad del sueño. La cantidad, por cierto, va por otro lado. Aunque, evidentemente, no parece que con una cantidad de sueño francamente escasa se pueda alcanzar el objetivo de dormir bien.
Imágenes: Lynn Friedman, Informedimages