Terminar con la deforestación parece una meta más alcanzable gracias al uso de la tecnología. Empresas como BioCarbonEngineering lanzan un proyecto que usa drones inteligentes para plantar semillas casi instantáneamente.
La deforestación es una realidad que poco a poco va cambiando debido a una fuerte concienciación por el cambio climático y sus consecuencias. De hecho, España es el país europeo que más sufre los efectos tras los incendios.
Durante 2012, según Greenpeace, nuestro país ha perdido más de 135.700 hectáreas de superficie forestal a causa de los incendios. Por tanto, si ya los incendios son un factor catastrófico de deforestación, las empresas madereras y de papel también arrasan con ellos.
Ante esta situación, la tecnología aporta soluciones para favorecer el crecimiento de los árboles, nuestros mejores productores de oxígeno. De hecho, ¿sabías que se necesita una media de 22 árboles para satisfacer la demanda de oxígeno de una sola persona, y que el proceso de deforestación representa el 17% de las emisiones mundiales de carbono, más que el total del sector mundial del transporte, según las Naciones Unidas? Al igual que ya existen medidas que luchan contra este proceso de desaparición de los árboles, como el papel reciclado, ahora llegan los drones inteligentes, que analizan la tierra y cultivan casi instantáneamente 100.000 árboles.
La Dra. Susan Graham con su empresa Bio Carbon Engineering, afincada en Oxford, cuenta además con el apoyo de uno de los mayores fabricantes de drones para impulsar su proyecto de replantación forestal. Una de las grandes ventajas de usar estos aviones no tripulados es su alcance en zonas inaccesibles para los humanos como las peligrosas colinas empinadas. Según la doctora, los esfuerzos por plantar en la actualidad no son suficientes, ya que el planeta pierde 15.000 millones de árboles, y solo llegamos a plantar 9.000 millones.
1 billón de árboles al año
El sistema tradicional de plantación tenía dos fases: la excavación y la introducción manual de la semilla en la tierra, estos esfuerzos con los datos mostrados anteriormente señalan la ineficacia de este método. En este escenario, el CEO de Bio Carbon Engineering, Lauren Fletcher, ha señalado la alternativa del uso de drones, que además incorporan inteligencia artificial para analizar el terreno en función de su fertilidad. Según cuenta Fletcher, los dispositivos llegan a disparar 150 vainas de semillas a la vez, con una velocidad de disparo de un segundo. Si añadimos un par de drones más, se llegaría a la cifra de 100.000 árboles plantados al día. Y si en concreto usáramos 60 equipos, conseguiríamos 1 billón de árboles en solo un año.
El disparador incluye un dispositivo inteligente que se basa en un algoritmo que establece un patrón de siembra. Antes de disparar, otro dispositivo se encarga del mapeo del área, creando un modelo 3D que se descarga y posteriormente se analiza bajo algoritmos que deciden dónde plantar para mejorar el ecosistema.
Gracias a esta tecnología se ha tenido la oportunidad de rehabilitar minas abandonadas, como la región de New South Wales, ofreciendo una solución al problema del agotamiento de tierras agrícolas que existe en la actualidad. Según el World Resources Institute (WRI), la tierra cultivable está desapareciendo frente a un crecimiento de personas en el planeta casi imparable. Por tanto, es necesaria una transformación urgente, ya no solo para la reforestación sino también para el cultivo de alimentos necesarios para la supervivencia de los seres humanos. Nos encontramos en la actualidad ante un sistema de plantación centenario, que apenas ha cambiado a lo largo del tiempo, con un espacio enorme para poder innovar tecnológicamente.
La posibilidad que haga realidad restaurar la tierra cultivable podría alimentar a 200 millones de personas, ya que la plantación de árboles produce unos beneficios nutricionales al suelo. Además de su función como productores de oxígeno, eliminando el carbono más peligroso de la atmósfera. Por tanto, esta tecnología salvaría a la tierra de una deforestación que ya es alarmante y causante de fenómenos como el cambio climático.