Edición genética: creando humanos adaptados a los viajes espaciales

Hoy, los viajes espaciales y la posibilidad de habitar otros planetas nos plantean retos sin precedentes. Uno de ellos es el funcionamiento de nuestro organismo en entornos diferentes al terrestre. Es así como la ciencia está buscando maneras para adaptarnos a la vida fuera de la Tierra. Conoce más sobre la edición genética y cómo puede convertirse en una solución para los riesgos que enfrentamos en el espacio.

El impacto biológico del espacio

Cuando hablamos de los problemas que experimentan los astronautas en el espacio, tendemos a pensar en fallas tecnológicas. Incluso, contemplamos conflictos como la creación de basura en la órbita del planeta. Sin embargo, los riesgos biológicos están siempre presentes, especialmente durante viajes de larga duración.

El entendimiento de los efectos de la exploración espacial en el cuerpo humano dio un paso adelante con el famoso estudio de los gemelos, realizado entre 2015 y 2016. Sus resultados mostraron diferencias en el organismo de dos astronautas con genética idéntica: los gemelos Scott y Mark Kelly. Scott vivió en la Estación Espacial Internacional durante un año, mientras Mark se quedó en la Tierra. Al finalizar, Scott mostraba alargamiento de los telómeros de sus cromosomas, daños en genes y modificaciones en la expresión genética. El año espacial también afectó su retina y arteria carótida. Aunque gran parte de estos cambios se revirtieron cuando regresó a casa, algunos persistieron (Zuckerman, 2019).

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Se cree que estos impactos fueron una respuesta al estrés y al daño causado en el ADN por la radiación espacial (Hamzelou, 2024). Y es que la radiación y la microgravedad son dos preocupaciones centrales para los astronautas.

Radiación espacial

Las personas están expuestas a niveles mucho mayores de radiación en el espacio que en la Tierra. Esto puede dañar el ADN, afectar los tejidos y aumentar el riesgo de desarrollar cáncer o desórdenes neurológicos. Además, las condiciones espaciales impactan la capacidad de reparación del cuerpo (Gaskill, 2024; Hamzelou, 2024).

Microgravedad

La falta de gravedad puede hacer que los fluidos se aposen en la zona superior del cuerpo. También puede causar cambios en la estructura y la función ocular. Asimismo, puede provocar pérdida de masa muscular y ósea (Gaskill, 2025; Hamzelou, 2024).

La edición genética como solución

La edición genética se perfila como una forma de proteger a los astronautas del impacto biológico del espacio. Por ejemplo, se podrían insertar genes de plantas y bacterias capaces de lidiar con altos niveles de radiación en la composición genética humana. También podría, potencialmente, ralentizar el envejecimiento celular (McKee, 2024).

Actualmente, los estudiosos de la manipulación genética buscan entender el genoma de los tardígrados. Son animales microscópicos, también conocidos como osos de agua. Estas criaturas muestran una tolerancia extraordinaria al estrés. Pueden sortear condiciones extremas de temperatura, presión, radiación e inanición. Por ello, la ciencia se está preguntando si, mediante la edición genética humana, podríamos desarrollar habilidades de los tardígrados para adaptarnos mejor al espacio. Incluso, ya existen experimentos en donde células humanas intervenidas con genes de tardígrados exhiben una mayor tolerancia a los rayos X (McKee, 2024).

Genes en el espacio-modificación genética
NASA – Anne McClain

La cuestión ética de la edición genética

Actualmente, la edición genética para responder mejor a los viajes espaciales es apenas una posibilidad. No obstante, ya se debate sobre sus dilemas éticos.

Hay quienes la ven como una vía factible y adecuada para ayudar a los humanos a superar los enormes retos de una futura vida en el espacio. Este es el caso de expertos de renombre, como el Astrónomo Real del Reino Unido, Lord Martin Rees (McKee, 2024). En el campo de la bioética también suenan voces a favor, como la de Rosario Isasi, abogada especializada en el tema. “Podría ser en el mejor interés de los astronautas someterse a alguna intervención genética, como la edición de genes, para protegerlos”, señala (Hamzelou, 2024).

Otros están en desacuerdo. Para Paul Root Wolpe, quien fue bioeticista en la NASA, hay riesgos de la edición genética que no deberían ignorarse. «Existe una integridad en el hecho de ser humano y en el cuerpo humano que no debería vulnerarse», afirma. Wolpe apunta a las pruebas genéticas como una herramienta para estimar el riesgo de los viajes espaciales para cada persona (Hamzelou, 2024).

La ciencia tiene la tarea de descubrir cómo los humanos podemos sortear la vida en el espacio. Los horizontes de la exploración espacial van más allá de la tecnología para llevarnos a nuevos destinos. En el futuro, pueden incluir prácticas revolucionarias como la edición de genes en las personas.


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