Educación emocional, inteligencia emocional, competencias emocionales… Son conceptos con los que nos hemos familiarizado, para bien o para mal, en los últimos años. Educadores de todo el mundo han introducido este área pedagógica en escuelas y centros educativos. Su propósito, ayudarnos a conocernos mejor, identificar cómo nos sentimos y prevenir comportamientos negativos derivados de no saber lidiar con nuestras emociones.
Pero la educación emocional digital está yendo más allá de la escuela. Conceptos como la inteligencia emocional se están aplicando a la búsqueda de perfiles profesionales en paralelo a su currículo reglado, el de toda la vida. Precisamente, dentro de lo que se ha venido a llamar habilidades blandas o soft skills, las emociones tienen un papel importante para ser un profesional que marque la diferencia.
Y esto nos lleva al título de este artículo. ¿Qué papel juega o debería jugar la educación emocional digital en el eLearning? ¿Cómo debe fomentar la educación a distancia aspectos como la inteligencia emocional o las competencias emocionales? O dicho de otra forma. ¿Qué aporta la educación emocional digital a la formación a distancia o eLearning?
El equilibro entre decisiones y reacciones
La educación emocional digital analiza nuestras reacciones en nuestra vida diaria a partir de las emociones que nos evocan determinados estímulos. Pero también cómo afectan esas emociones a cómo vemos nuestro entorno y cómo procesamos la información. Y si hablamos de información también podemos hablar de conocimiento. ¿Influyen nuestras emociones a nuestro aprendizaje? Una conclusión sencilla. Si asociamos una clase o asignatura a una experiencia negativa, tarde o temprano desconectaremos de ello y/o buscaremos evitarlo. Y esto tiene consecuencias negativas.
El eLearning, por su parte, es un método formativo que en principio queda lejos de las emociones. Pero su componente tecnológico, a pesar de los tópicos, no deberían hacer incompatible el eLearning o educación online con la educación emocional. Precisamente, la educación emocional digital juega un papel importante para lidiar con la falta de contacto físico o con las distintas maneras de relacionarnos entre alumnos o entre alumnos y profesores. La tecnología y la educación emocional digtial tienen el mismo objetivo: facilitar la comunicación y la interacción entre personas.
Es más. El eLearning nace como una manera distinta de formar a niños y adultos. En vez de colocar el conocimiento en el centro, es el alumno el que debe estar en ese centro. Y el conocimiento debe girar a su alrededor, adaptándose a sus necesidades, inquietudes o propósitos. Y ahí es importante un equilibrio entre lo emocional y lo académico.
Conocernos, conocer a los demás, aprender
Volviendo a la educación emocional. Su objetivo es conocernos a nosotros mismos, pero también conocer a los demás. Empatizar ayuda a comprender al otro. Y esto va más allá de las personas que nos rodean. Aprender algo nuevo, formarse en una nueva disciplina o ampliar nuestra formación requiere también de esa inteligencia emocional de la que tanto se habla en los últimos años. No importa el nombre que se le dé.
Ejemplos de competencias de la inteligencia emocional: trabajo en equipo, gestión de conflictos, influencia, adaptabilidad, independencia, positividad, empatía… Precisamente son valores cada vez más demandados en el mundo profesional. Se engloben o no en un área de conocimiento o en otra. Y que todos necesitamos incorporar a nuestro currículum personal, en mayor o menor grado, si queremos vivir en sociedad.
¿Y qué tiene que decir el eLearning al respecto? La razón de ser del eLearning y su adaptabilidad lo hacen ideal para aplicar, fomentar e integrar esos valores. De ahí las prácticas en grupo, los debates o las actividades interactivas en las que todos participan. Y de ahí, también, la introducción de metodologías como la gamificación como respuesta a la búsqueda de motivación y optimización de la educación.
El eLearning se caracteriza por la innovación constante. Por buscar nuevas maneras de formar a menores o adultos en distintas áreas de conocimiento. Y para ello es frecuente la creación de actividades o experiencias formativas adaptadas que bien pueden contar con la educación emocional digital como aliada o incluso como parte de las herramientas que tiene el alumno para aprender. En definitiva, convertir las emociones en aliadas en vez de un lastre. Tanto en el ámbito del desarrollo profesional como en el de crecimiento personal.