El parque solar de Benban, en Egipto, será el mayor del mundo multiplicando en casi cuatro veces la capacidad del proyecto que ostentaba este honor hasta ahora.
La expansión de la energía solar es imparable. Varias circunstancias, entre las que se cuentan el abaratamiento de los paneles y el aumento de su eficiencia, han promovido la construcción de plantas en todo el mundo. Tanto es así que en 2017, por primera vez esta categoría de energía renovable superó a los combustibles fósiles en capacidad instalada. El pasado año se pusieron en marcha más GW de solar (98) que de combustibles fósiles (70).
A esta tendencia han contribuido los proyectos megalómanos, inmensos parques solares de una capacidad nunca antes vista. Dentro de esta categoría entra el proyecto de Benan, en Egipto , a unos 640 kilómetros al sur de El Cairo. Se trata de un complejo titánico que se regará con una inversión total de 2.800 millones de dólares.
Un capital destinado a hacer crecer en pleno desierto una instalación de 1,8 GW de capacidad. La potencia supera con mucho proyectos emprendidos anteriormente a lo largo del planeta. Estará preparado para proporcionar energía a un millón de hogares.
En India, donde entienden bastante de plantas solares gigantescas, tienen previsto un parque con 5.000 MW. Es casi cuatro veces menos capacidad que la de la instalación egipcia. Pues esta era hasta hace poco la que estaba destinada a ser la mayor planta solar del mundo. Curiosamente había superado a otro récord, también en construcción y también en suelo indio, de 2.000 MW. Para hacerse una idea de la escala en que juegan estos recintos hay que mencionar que la mayor instalación operativa a día de hoy está en China y cuenta con 1.547 GW de potencia.
El proyecto egipcio, una obra faraónica en toda regla, tiene previsto completarse el año próximo. Una vez esté en funcionamiento generará 4.000 puestos de trabajo.
Benan, aire fresco para el modelo energético egipcio
La planta solar de Benan es una declaración de intenciones. Pese a su tamaño, evidentemente no resuelve los problemas energéticos de Egipto. Pero es cierto que supone un empuje a las renovables en el país.
En estos momentos Egipto obtiene el 90% de su energía de combustibles fósiles. El carbón y el gas natural son las principales fuentes de generación. Y esto es lo que se quiere cambiar. El gobierno egipcio se ha propuesto una meta ambiciosa: en 2025 el 42% de la energía del país será renovable. Así lo anhelan las autoridades y están dando pasos para que así sea. El de Benan es el primer gran salto. Pero ya se han dado otros pasos en la misma dirección, como abrir parques eólicos junto al mar Rojo.
Si bien el país también tiene entre manos un proyecto de planta nuclear, amparado por Rusia, en el que se invertirán 21.000 millones de dólares.
Imágenes: Alain van den Hende, mypubliclands